El hallazgo de un extraño montículo ha alertado a los responsables de la misión, que apuntan a que se eleva hasta unos 5 kilómetros sobre la superficie.
Las manchas brillantes que avistaron en el interior de uno de sus cráteres se han convertido en pendientes pronunciadas que sobresalen en un lugar relativamente plano.
Y es que lo que se encontraron los tripulantes de la nave Dawn mientras se acercaban al “diminuto” planeta les pilló totalmente por sorpresa: "La superficie de Ceres ha revelado muchas características interesantes y únicas. Por ejemplo, las lunas heladas en el Sistema Solar exterior tienen cráteres con pozos centrales, pero en Ceres son mucho más comunes", ha explicado la investigadora principal, Carol Raymond.
"Estas y otras características" permitirán a los expertos "comprender la estructura interna de Ceres que no se puede percibir directamente", determina Raymond.
Esta misión ha estado analizando el planeta enano en detalle a algo más de 4.400 kilómetros de distancia, aunque aún no han conseguido determinar sus misteriosos puntos brillantes, situados en un cráter de aproximadamente 90 kilómetros de ancho.
Los científicos creen que puede tratarse de un material altamente reflectante, como hielo o sal, aunque la NASA no descarta otras posibilidades.