Sigüenza regresó por tres días al medievo en sus XVI Jornadas Medievales
lunes 13 de julio de 2015, 11:44h
Con un programa pleno de actividades que se prolongaron a lo largo de los días 10, 11 y 12 de julio, organizadas en torno a la figura de la reina Doña Blanca de Borbón, que viviera recluida cuatro años en la ciudad del Doncel
Durante tres días, la ciudad de Sigüenza ha sido un continuo ir y venir de público, atraído por la historia de la reina Doña Blanca de Borbón y por las decenas de propuestas que se han sucedido a lo largo del fin de semana.
Doña Blanca llegó demasiado tarde a Castilla para celebrar su boda con Don Pedro I, el Cruel. Casada muchos meses antes por poderes en Francia, su viaje hasta Valladolid fue muy lento, según las crónicas y documentos de la época, en primer lugar por la envergadura de su propio equipaje (en el que destacaba su riquísimo ajuar, cuya confección había sido muy laboriosa lo que contribuyó al retraso), y sobre todo, por los problemas que desde el principio hubo entre la corte francesa y la castellana en el pago de los plazos acordados de la dote. El retraso, precipitó su infortunio. En los meses de espera, el rey había conocido a doña María Díaz de Padilla, de la que se enamoró apasionadamente y quien le dio una hija, Beatriz, nacida el 22 de marzo de ese año del 1353. Por estas razones es comprensible que don Pedro se mostrase reticente a casarse con Doña Blanca, y aunque el matrimonio se celebró efectivamente el 3 de junio, no es de extrañar que aprovechase el impago de la dote para repudiar a su esposa y volver junto a Doña María.
El infortunio de la reina, es el que cada año recuerda y lamenta ciudad de Sigüenza en unas jornadas medievales que en 2015 llegaron a su XVI edición. Además, cada año, se recrea en el patio de armas del Castillo el combate a muerte entre Enrique de Trastámara y Pedro I el Cruel, que, pese a que no sucedió realmente en Sigüenza, sino en Montiel, cierra perfectamente el círculo de los hechos que reviven las Jornadas Medievales de la ciudad.
Jesús Canfrán ha sido, por octavo año consecutivo, Pedro I el Cruel. “Participo en las Jornadas desde que era un crío, cuando me vestía de 'armao', en la cena medieval. Soy miembro de la asociación y he ido ascendiendo poco a poco, hasta llegar a ser rey”, decía con gracia, y estoy “encantadísimo de serlo” porque, una vez que me pongo el traje “vivo intensamente las Jornadas”. “Hay que trabajar para darle aún más energía y vida a las Jornadas, que mueven muchísimo volumen de gente en el que quizá sea el fin de semana que más gente atrae a Sigüenza de todo el año. Jaime Gómez Olalla, el presidente de la Asociación Medieval, y otros miembros, recorremos España a lo largo del año para buscar la colaboración de otros grupos y asociaciones, y prestar la nuestra”.
De su mano ha ido siempre la reina, María Pérez, quien ya no se sorprende de que la llamen Doña Blanca a lo largo de todo el fin de semana. Como ella era, es rubia y de ojos claros. Su momento favorito es cuando los valientes seguntinos tratan de asaltar el castillo para rescatarla. “Aunque no lo consigan ningún año, creo que es un bonito homenaje el que la ciudad le hace a aquella joven desdichada, aunque en realidad no sucediera”. María, o Doña Blanca, pedía “nuevos socios para la Asociación” para abundar en el futuro éxito de las Jornadas”.
Para el concejal de Turismo de Sigüenza, Oscar Hernando, al participación y asistencia de público a las jornadas “ha sido muy importante, tanto de los seguntinos como de quienes nos visitan. La organización, que corresponde a la Asociación Medieval, ha sido impecable. NO cabe otra cosa que felicitarles por la puntualidad en los actos y por su brillantez”, decía esta tarde en su valoración.
Los primeros epígrafes del amplio programa de actividades se vivían en la noche del viernes. Fueron dos grupos de música tradicional, los guadalajareños Las Colmenas y los azudenses Assika-Folk, quienes se encargaban de abrir sonoramente las Jornadas Medievales.
Unos y otros actuaban por primera vez en la ciudad del doncel. “Estamos encantados de haberlo hecho en este marco espectacular, incomparable, con la catedral inmensa a nuestra espalda, público numeroso llenando la Plaza Mayor, y todo en el marco de unas jornadas medievales con las calles adornadas espléndidamente y la gente vestida, también transportando al visitante al Medievo”, decía Isabel Nolasco al término de la actuación de Las Colmenas. El grupo recopila la música de raíz que “está en peligro de extinción”, y la interpreta en sus actuaciones, que son “una pequeña muestra de lo que es la provincia de Guadalajara, muy rica en folklore aunque haya mucha gente que aún no lo sepa, así que, que presten atención”, decía. La música de Las Colmenas hizo bailar a un público amplio y variopinto.
A continuación subían al escenario Assika-Folk, que llevan un verano pleno de actuaciones, trabajos y proyectos. Su líder, Sergio Castro, comentaba que el concierto se iba a fundamentar en “lo que pide la ciudad, un repertorio de puro folk para mostrar a Sigüenza que estamos encantados con la gente y con el recibimiento que nos ha dado”.
En el fin de semana ha habido más de 120 puestos instalados en las calles del Cardenal Mendoza, Mayor y en el entorno de la Plaza del Castillo. Uno de ellos era el de Marta de la Concepción, que regenta una tienda de manualidades en pleno corazón de Sigüenza. “En Medievales, pongo el puesto en la calle y así contribuyo en lo que puedo para darle ambiente a la ciudad”. La artesana expuso manualidades medievales, junto a camisetas pintadas a mano y otras hechas con serigrafía. “Es un día que hay mucha gente, implica muchas horas de esfuerzo, pero merece la pena”, decía.
Junto a ella estaba María Merçe Ibáñez, que procedente de Reus, Tarragona, tenía un precioso y multicolor puesto de todo tipo de golosinas y dulces. “Tenemos caramelos, regalices, o gominolas naturales de fruta. La idea es nuestra, pero el producto nos llega luego desde Holanda y Alemania. Es natural”, decía. En su puesto vendían los regalices gigantes que llevaban en sus manos muchos niños visitantes. Vienen a siguenza desde 2004.
A la espalda de la catedral estaba Antonio Pérez, y sus embutidos “Tío Antonio”, venidos desde Astorga. Entre la decoración de su puesto estaban las imágenes de algunos de los más emblemáticos edificios de su ciudad de origen, que competían en belleza con la Fortis Seguntina. A mediodía, el puesto olía que alimentaba, pleno de cecina, lomo, manteca, jamón, y muchas variedades de salchichones y chorizos.
Desde Las Almunias de Rodellar, un pueblecito de la Sierra de Guara en Huesca, Francisco Nasarre vendías sus quesos artesanos. “Tradicionalmente nos ha ido bien en Sigüenza. Vendemos toda nuestra producción artesana en ferias y mercados de este tipo, que aprovechamos para acercar nuestros productos al consumidor. Tenemos quesos de leche de oveja y otros de cabra, que han llegado a obtener tenido distinciones a nivel internacional, por ser quesos naturales”, explicaba el artesano.
Talaris Cerámica mostró sus productos cerámicos hechos en Naharros en una esquina de la calle Cardenal Mendoza, ya con vista a la Plaza Mayor. Desde hace tres años acuden a las Jornadas Medievales de la ciudad. Este año, han llevado un gran número de piezas con esmalte de cobre.
El alcalde de Sigüenza y presidente de la Diputación Provincial, José Manuel Latre afirmó tras la llegada de la reina Doña Blanca al castillo, una vez terminó el desfile de personajes por las calles de Sigüenza, que las Jornadas cada vez “adquieren una mayor dimensión”. El regidor recordó en primer lugar a todas las personas voluntarias que hacen posible las Jornadas Medievales, “empezando por la Asociación Medieval, sin cuyo trabajo a lo largo del año e implicación en el evento, éste sería imposible de llevar a cabo de manera tan brillante”. Además, Latre recordó que la excelente relación que mantienen y cultivan con “grupos similares de otras localidades engrandece nuestras Jornadas”.
Latre destaca también en su valoración la importancia económica que también tiene el evento. “Este de julio es uno de los fines de semana que registra una mayor afluencia de personas a nuestra ciudad, por lo que las Jornadas Medievales son también una excelente manera de vender nuestra provincia y nuestra ciudad, y de dar a conocer el patrimonio cultural, histórico y artístico que tenemos. Sigüenza es todo colorido, aromas y alegría, en unas calles, como las nuestras, que componen el mejor escenario posible”, terminaba. Acompañando a la Corporación Municipal de Sigüenza estuvieron también la senadora Ana González, los diputados Alberto Dominguez, Octavio Contreras, Jesus Parra y Julio García Moreno, entre otras personalidades.
Uno de los grupos a los que se refería Latre son los Caballeros Catinos, siempre fieles a la ciudad. Jesus Pozo y Antonio Gutiérrez afirmaban que cada año regresan a Sigüenza para “contar nuestras aventuras guerreras, porque no hacemos teatro, resumimos nuestra propia vida como guerreros”. Así sintetizaban su espíritu aventurero, antes de afirmar “que en unos días partiremos a Tierra Santa”.
Acobi Templarios, un grupo familiar que viene de Logroño cada año hasta la ciudad del Doncel, también ha pasado estos días en Sigüenza “armando caballeros a todos los niños y niñas de la ciudad que nos lo han pedido, les damos sus diplomas, y tratamos de introducirles en la historia de la Edad Media”, decía ayer Chema Acobi.
Otros habituales de las Jornadas Medievales es el grupo Ixera, de Zaragoza. “Para nosotros esta ha sido la cuarta participación en las Jornadas Medievales de Sigüenza. Es un honor acercar la música popular y la diversión a las gentes de la ciudad. Nuestros temas tienen su raíz más profunda en el folklore aragonés, pero también bebe de las fuentes de los sones tradicionales irlandeses, bretones o gallegos, que tocamos con instrumentos de calle con los que queremos transmitir la fuerza de la música popular”, valora Jorge Larraga, portavoz del grupo.
Han sido muchas las personas que han velado para garantizar la seguridad, la fluidez del tráfico y el correcto desenlace de las Jornadas Medievales de Sigüenza. Del dispositivo operativo han participado 12 voluntarios de las Agrupaciones de Protección Civil de Sigüenza y de Guadalajara, además de otros tantos voluntarios de Cruz Roja, con UVI medicalizada, igualmente de ambas localidades, que emplazaron una carpa para atender posibles contingencias en uno de los aparcamientos disuasorios de la ciudad. Además, han colaborado también los agentes de Policía Local de Sigüenza y también de la Guardia Civil. Afortunadamente, no ha habido que lamentar incidente alguno.