El swing de Nino Bravo, protagonista del Julio Cultural trillano
lunes 13 de julio de 2015, 12:54h
Un chaval de catorce años fue el pescador más rápido del Julio Cultural
El Julio Cultural trillano le rindió un tributo a la irrepetible voz de Nino Bravo, pero desde el swing y el jazz que le aportó a sus temas inmortales la maestría musical de la UMA Big Band de Almansa (Albacete).
Dieciocho músicos y cuatro cantantes se subían al escenario de la Plaza Mayor para, partiendo de unos estándares de jazz -“que no le fueron ajenos al propio cantante valenciano, pues los interpretaba como nadie”, explicaba anoche Adolfo Almendros, director del grupo-, introducirse en sus temas más conocidos. “'Laura' en realidad es música de fusión”, añadía Almendros.
La UMA Big Band es la propietaria de los derechos de los arreglos que Jacobo Calderón hizo para el cantante también valenciano Francisco, que interpretó en su disco 'Bravo Francisco'. Y desde la personalidad del jazz, el grupo albaceteño se adentró en la flor y nata de las canciones de este mito, “que se nos fue antes de tiempo, cuando contaba con sólo 28 años, y que por su personalidad y voz irrepetible, creó escuela”, proseguía el director.
El grupo interpretó trece temas, de los sesenta y dos totales que llegó a grabar el cantante, en una hora y cuarto de espectáculo. Fueron cuatro los cantantes que elevaron a lo alto del cielo trillano las melodías incomparables del valenciano, en su mayoría compuestas Augusto Algueró, el maestro Armenteros y Juan Carlos Calderón, padre del arreglista. Dos de los cantantes provenían de Almansa y los otros dos de Elche y Alicante, respectivamente. Todos ellos le dieron su toque personal a la voz del de Ayelo de Malferit, cuyo nombre real era el de Luis Manuel Ferri LLopis.
“La voz de Nino Bravo era perfecta para la mezcla de la canción española, la lírica y el pop de la época. Creó una escuela de cantantes valencianos, de la que fueron herederos, coetáneos y continuadores otros, como el propio Francisco, cuyo magnífico disco versionamos, Juan Bau o Juan Camacho, entre otros. Todas ellos, y sobre todo Nino Bravo, tienen voces con mucho volumen, líricas y muy expresivas, son grandes”, valoraba Almendros.
La UMA Big Band logró emocionar a los trillanos con la música del valenciano universal, a ritmo de swing y de bosa, consiguiendo el objetivo de “no imitar a Nino Bravo, sino homenajearlo”. Las canciones favoritas de Almedros son 'Mi tierra', 'Libre' o 'América' que “creo que la banda disfruta especialmente tocando”.
Uno de los cuatro cantantes sobre la escena fue el alicantino Javier Barbie. “No es fácil versionar a este hombre, tenía una gran voz, y aún más teniendo en cuenta que no pretendemos imitarle, sino hacerle un tributo desde el jazz, respetando su esencia”. Para Barbié, que se dedica profesionalmente a la música y que elige como tarjeta de presentación la canción 'América', precisamente de Nino Bravo, el cantante tenía “un timbre de voz único, tan personal…. En mi caso busco que la gente sienta algo parecido a lo que siente cuando le escucha a él. Nino Bravo tiene un registro magnífico, tanto de graves como de agudos. El cuerpo que tiene esa voz, fue lo que le hizo triunfar. Ponía el alma en las canciones”.
Barbié no sólo canta sus temas, también ha buceado en la biografía del cantante para transportar el público al mundo de Nino Bravo. “Por ejemplo, uno de los temas que canto en este espectáculo es 'Noelia', y para versionarlo, he investigado, sé en qué se inspiró, de manera que puedo transmitir mejor el mensaje que encierra la canción”. El violinista trillano Raúl Peinado, buen amigo de la banda y de su director, hizo una magnífica versión del Summertime de Georges Gershwin.
EL PESCADOR MÁS RÁPIDO
El Club de Pesca de Trillo vivió ayer una de sus fechas más señaladas del año con el campeonato que organizan anualmente, con motivo del Julio Cultural. El club lo concibe como su día especial, e invita a participar en él, y en la comida de hermanamiento que organiza a posteriori a todos sus socios.
A partir de las nueve de la mañana, medio centenar de participantes tomaban la salida con el fin de ser los primeros en completar su cupo de capturas, diez truchas sin tener en cuenta el peso, y presentarse con ellas en el puesto de control, localizado en la calle Jardines.
La mecánica del concurso es muy sencilla. Las categorías inferiores debían pescar en un tramo de trescientos metros, aguas abajo del Puente sobre el Tajo, mientras que los mayores, a partir de 16 años, debían hacerlo en otro, reservado a ambas márgenes del río, pero novecientos metros aguas arriba.
Como cada año, en el ánimo del club estaba hacer afición a este bonito deporte, para el que Trillo está especialmente dotado, con dos ríos dándose la mano en el casco urbano, el Tajo y el Cifuentes. La competición quedó dividida en tres categorías, infantil, hasta once años, juvenil, hasta quince, y senior. Todos los participantes en las categorías inferiores recibieron un detalle por parte del club, para incentivar la pesca.
Curiosamente, el primero en completar el cupo de diez truchas fue un chaval de 14 años, Marcos Casado, aloverano y socio del club. Lo hizo en 29 minutos. Además de su pericia, la clave de la rapidez en sus capturas fue su ubicación. “El agua del Tajo estaba mucho más caliente que la del Cifuentes y, como la preferencia de las truchas es la del agua fría, pescar en la desembocadura del afluente era la clave”, decía el ganador. La gran mayoría de los competidores utilizó cucharilla para pescar, “porque es lo más rápido para esta clase de concurso”, valoraba Ramón Morales, presidente del Club de Pesca de Trillo.
Marcos, que había sido segundo en anteriores ediciones del concurso, había practicado en estos días pasados, en pantano, y también en el Tajo. A Marcos le gusta sobre todo, la pesca sin muerte, “capturarlas y luego soltarlas”, y decía ayer que, con gran ilusión, iba a entregar el cupo “a mi madre”. El chaval es aficionado a este deporte “desde que tenía nueve años”, y cree que lo más difícil de pescar en el Tajo son los barbos. Su mayor captura hasta ahora fue la de un lucio de diez kilos, en el pantano de Orellana, en Badajoz.
El segundo clasificado en categoría juvenil fue Alberto Aroca, con 35 minutos, y el tercero Samuel Senén, con 38. En categoría infantil venció, Ignacio Saiz, con 58 minutos.
En la categoría senior, el primero fue Pedro Tomás Zabala, vencedor de la edición anterior disputada en 2014, que tardó 1 h y 15´. Su esposa, Isabel Ramiro, igualmente aficionada a la pesca, llegó al puesto de control con todas las capturas en 1 h y 40´. Tercero fue Cristian Rúa, con 2 h y 11´. El matrimonio vencedor son unos jubilados madrileños, enamorados de Trillo, localidad que visitan con mucha frecuencia, precisamente para pescar.
El Club de Pesca de Trillo cuenta en la actualidad con 150 socios. A lo largo del año llevan a cabo cursos sobre diferentes aspectos de la pesca, en los que también hacen hincapié en el cuidado del medio, y trabajan en la limpieza del río. Ramón Morales vaticina que este año venderán hasta 2.500 permisos en el tramo trillano del Tajo, para pescar desde peces autóctonos hasta otras especies de piscifactoría con las que repueblan el río.
En la entrega de premios, y además de la directiva del club, estuvieron presentes la alcaldesa de Trillo, Lorena Alvarez, y los concejales Beatriz Muñoz, Beatriz González, Marta Pérez y José María Batanero.