El órgano de Morillejo acarició el espíritu inmortal de Don Quijote

El Dúo Ráfaga, Luis Mazorra al órgano y Astur Kirichian a la guitarra, volvió a hacer sonar ayer el órgano de tubos de Morillejo en lo que en palabras del propio Mazorra, “es un privilegio que consideramos un auténtico ritual por la carga emotiva que tiene mantener vivo un instrumento tan veterano”, explica Mazorra.

Además, cada año, el Dúo se impone que del instrumento salgan notas no confinadas únicamente al repertorio del siglo XVII para el que el órgano es especialmente adecuado. “Los instrumentos no tienen límites, si no se los ponemos nosotros. Pretendemos hacer partícipe al público de que con este órgano también es posible interpretar música de otras épocas. Se puede hacer el esfuerzo de hacerlo sonar en otros registros”, proseguía el músico santanderino. “De esta manera engrandecemos un instrumento que ha sobrevivido a la Guerra Civil Española y a las Guerras Napoleónicas, cuando otros, como los de Trillo o Brihuega desaparecieron en las contiendas, porque, entre otras cuestiones, los tubos podían ser utilizados para fabricar balas de la época fundiendo el metal”, añade Kirichian.

El repertorio, dividido en dos partes, una para órgano, y otra para órgano y guitarra, tuvo como protagonista la efeméride de los cuatrocientos años de la publicación de la segunda parte de ‘El Quijote’, en la que se narra la muerte del hidalgo, “lo que permite un juego más dramático a todas las manifestaciones artísticas que se basan en ella”, decía el organista.

Menos “vistosa” que la primera, “no hay molinos…”, recordaba Mazorra, de alguna manera, con la selección y la interpretación del repertorio, “hemos querido trasladar al público el mayor juego que tiene en esta segunda parte el personaje de Sancho Panza” y el deslinde que el propio Cervantes hace en el texto con el Quijote de Avellaneda, que se había publicado un año antes. “Resulta curioso, y muy dinámico, el juego literario que llevó acabo Cervantes para autentificar la novela real de la impostada, llena de muchos detalles divertidos como el hecho de que Sancho y Quijote pasaran de largo Zaragoza, donde sí entró el otro hidalgo”.

Para ilustrar sonoramente todo ello, Mazorra y Kirichian eligieron 'La fantasía para un gentilhombre', una obra a la que dio forma Joaquín Rodrigo, “pero que está basada en piezas originales de Gaspar Sanz, un compositor del siglo XVII, precisamente el siglo en que se publicó el libro que nos inspira”.

En la primera parte del concierto, Mazorra interpretó obras para órgano solo que están en maridaje con aquella fantasía y el imaginario cervantino, así como “otras que tienen un espíritu quijotesco”, como una adaptación para órgano y guitarra de obras de Granados y Albéniz, obra del propio organista, que además el santanderino recreó, dándolas unidad, continuidad y sentido.

Acompañando a los morillejanos, que abarrotaron la Iglesia Parroquial en el concierto, estuvieron la alcaldesa de Trillo, Lorena Alvarez, el concejal de Barrios, José Maria Batanero, y la concejala de Cultura, Beatriz Muñoz.