El XIV Festival Ducal de Pastrana mostró el 'Camino de Castilla'
Con la representación de un espectáculo teatral que mezcló el flamenco, la poesía y la mística
domingo 19 de julio de 2015, 10:43h
Flamenco, poesía y mística se dieron cita en la noche del viernes en la Plaza del Deán de Pastrana en el espectáculo teatral con música y cante flamenco en directo 'Camino de Castilla'. La función contó un viaje, “uno de tantos que pudieron emprender los moriscos andalusíes desde las Alpujarras a los campos y los pueblos de Castilla, donde se asentaron, en busca de una nueva vida, tras su expulsión del Reino de Granada en el siglo XVI”, explicaba anoche Fernando Romo, director del Festival Ducal de Pastrana, y también narrador.
'Camino de Castilla' trenza sones, textos en prosa y romances castellanos con cantes andaluces, toques de guitarra y voz, todo entrelazado poéticamente para contar, evocándola, la vida de una mujer, una morisca, que emigró desde Granada llevando consigo su cultura, dejando una huella que aún permanece en tierras de Castilla. Sobre el escenario, la magia de Juan de Madrid a la guitarra y de Nati de Vallecas, al cante, acompañaron la narración de Romo y la puesta en escena y la voz de Carmen Gómez de la Bandera, que además es la autora de los textos.
“Pastrana, Festival Ducal, mujeres, princesa de Eboli, Teresa de Ávila, mujeres. Consecuentemente, la función habla sobre una mujer, que no tiene nombre, pero que tiene tanta alma como estas dos grandes damas”, resumía anoche el director. Ella vino del sur, hasta Pastrana al calor de la época gloriosa de Ruy Gómez de Silva, y después de haber perdido la felicidad, la encontró de nuevo en la villa ducal de la mano de una floreciente industria de la seda, y del amor. Cuando volvía a rehacer su vida, tuvo que volver a marchar. “En realidad, es la historia de una huida hacia delante contada de una manera poética, musical y dramática. Un espectáculo muy peculiar dirigido al alma, a la inteligencia emocional”, describía Romo.
La música, en la Plaza del Deán, transportaba al público al siglo XVI, y a un viaje durísimo, de la mano de “un trabajo de investigación y de búsqueda del flamenco primigenio, sin adornos, alpujarreño, de esencia, que es el que hacen Juan y Nati”.