Adrián Henche triunfa en La Puerta
El de Fuentelencina desorejó a su enemigo, un extraordinario novillo de la ganadería espinosana de Carmen Criado
lunes 10 de agosto de 2015, 17:23h
Excelente domingo de toros el que vivió ayer la localidad trillana de La Puerta. Por la mañana, a partir de las once de la mañana, se soltaba por la calle Real y plaza del Coso un novillo y una vaca pertenecientes a la ganadería guadalajareña, de Espinosa de Henares, de Carmen Criado. El novillo dio un juego extraordinario. Después de correr por las calles, con buen número de mozos, durante tres cuartos de hora, propiciando varios lances de mérito de chavales como Sergio Recuero, recortador trillano, o diferentes especialistas madrileños, cuando entró en la plaza, se dejó torear en la arena otra media hora más, “y con la boca cerrada”, destacaba Roberto Ortega, ganadero. Fue despedido con palmas por la afición.
A partir de las 19:00 horas, sonaban los clarines en El Coso, y era el chaval de Guadalajara Juan Manuel Hernández Maya, el que abría plaza. El guadalajareño volvía a pisar los ruedos, un año y medio después de su último festejo, en el festival de La Puerta, en el que se lidiaron otros tres novillos de la misma ganadería, hermanos del que protagonizó el encierro. “Tenía mucha presión por mi vuelta, pero me he sentido bien. Creo que he tenido una buena actitud en la cara del toro, cosa que me ha faltado en mi carrera”, decía con honestidad el chaval.
Hernández Maya se quedaba ayer con su trabajo con el capote, “con alguna verónica y alguna media de mérito”, pero se autocriticaba su exceso de “tropiezos” que le restaron ligazón a la faena de muleta. Volverá a ruedos el próximo día 29 de agosto, en Solanillos del Extremo, junto a Filiberto. La presidenta de la corrida, la alcaldesa pedánea de La Puerta, Beatriz González, le concedió una oreja, tras petición del público, después de matar a la segunda. Ortega calificó al novillo como “noble y con mucha calidad”.
A Adrián Henche se le veía muy concentrado, tanto en los quites como en su faena con la muleta. El de Fuentelencina apura las horas para debutar con picadores en Sigüenza en unos días. Su novillo fue sin duda el mejor de la tarde. “Sensacional”, lo definía el chaval después de pegarle al menos “una veintena de pases de sentimiento”. A Henche le gustó templar la noble embestida del animal, y sobre todo cinco o seis muletazos por el pitón izquierdo, “en los que he bajado la mano”. El novillero se llevó las dos orejas. Para Ortega “el segundo novillo ha sido bravo, importante para el ganadero, cuanto más le bajabas la mano más se templaba”, valoraba.
José María Santiago Irazábal, alias Quinito, no tuvo tanta suerte con su enemigo. Sin embargo, el chaval, nieto de crítico taurino, e hijo del matador de toros colombiano Quinito II a quien le prometió seguir “el encaste” antes de que falleciera, no se quejaba. “El animal que me ha tocado en suerte es el que le puede tocar cualquier día a cualquier torero. Se ha podido lidiar perfectamente, por la izquierda mejor que por la derecha”, decía con honestidad. “Me ha faltado un poquito de rodaje por ese pitón, pero vamos paso a paso”, decía. Valiente y entregado, Quinito se sobrepuso hasta a tres revolcones antes de finiquitar a su enemigo a la segunda. “Me sobran ilusión y ganas, y sea la tarde que sea, sea el pueblo que sea, sea la ganadería que sea, seguiré dándolo todo, porque no hay tiempo que perder y en el mundo del toro que cada día está más difícil”. Pese a que estuvo voluntarioso con la muleta, no le salió nada. “Me voy disgustado con la faena de muleta, estoy acostumbrado a luces y no tanto a festivales, pero me voy contento con la afición, que ha estado conmigo, y también con mi actuación con el capote y las banderillas”, terminaba. Su entrega fue premiada con una oreja. “El tercero ha sido un novillo mentirosillo, el torero ha estado muy voluntarioso, pero era muy nuevo. Las hechuras no eran las mejores, montaba demasiado, y la cara muy avispada, pero al menos tenía transmisión”, terminaba Ortega.