Trillo honra a su patrona, la Virgen del Campo
miércoles 09 de septiembre de 2015, 12:32h
Este martes fue el día grande de las fiestas de Trillo, en el que la localidad ribereña hace gala como nunca de la devoción y fe que le tiene a la Señora
Trillo celebró ayer su fiesta patronal en honor a la Virgen del Campo. Los actos religiosos de la fiesta daban comienzo en el primer fin de semana del mes de agosto, cuando los fieles bajaban a la Señora desde la Ermita en la que mora habitualmente hasta la Iglesia. Desde ese día, cientos de trillanos han pasado por el altar de la Iglesia de la Asunción para mostrar sus respetos a la Virgen del Campo, por la que la hay una fe enorme en la localidad ribereña.
La novena comenzó el domingo, día 30 de agosto. Cada tarde, la Iglesia se ha llenado de feligreses, e igualmente cada tarde ha habido ofrendas de los diferentes colectivos de Trillo, peñas o asociaciones. En la mañana de ayer, a partir de las diez de la mañana, se ofició una primera misa en la Iglesia de Trillo, para que quienes ya no se sienten con fuerzas para subir hasta la Ermita o prefieren acompañar a la patrona en la cercanía, tuvieran la oportunidad de hacerlo. Uno de ellos fue Honorio Rello, médico trillano de noventa y un años, que invariablemente acude cada año a la fiesta del pueblo que le vio nacer.
Desde la Iglesia, pasadas las once de la mañana, la imagen de la Señora, bellamente adornada de flores blancas y rosas, salía en procesión, a hombros de los mozos, hasta su Ermita, que dista dos kilómetros y medio de Trillo, donde tuvo lugar la segunda misa del día, en este caso campera. Había cuatro costaleros por anda. Uno de ellos fue Santiago Moreno: “Llevar a hombros a la Virgen es una tradición que pasa de padres a hijos. Se me ponen los pelos de punta sólo con hablar de ello. Cuando alzas del anda, piensas en tu familia, en tu gente y en Trillo. Y la Virgen no pesa. En mi caso, cada año le pido por algo o por alguien, y si se cumple vengo porque me lo ha concedido, y si no, también, porque será entonces que nos hemos equivocado en alguna cosa”.
Fue el párroco local, Santiago Jiménez, quien ofició la ceremonia religiosa, con la imagen de la Virgen plantada en la explanada de la Ermita. Predicó Angel Moreno, sacerdote trillano que en el año 2015 ha cumplido setenta años. Acompañando a los dos oficiantes, hubo otros seis eclesiásticos más, prácticamente todos los curas que han nacido en el pueblo a excepción de dos, Antonio Sancho que no pudo acudir por motivos de salud, y de José María Guerrero que ejerce su labor pastoral en Chile. “Como hijo del pueblo que soy, no es necesario preguntarme por mi devoción por la Virgen del Campo. Está en la propia identidad y raíz de Trillo”, resumía después de la ceremonia Moreno. Peñas y particulares hicieron ofrendas a la Señora, que luego fueron subastadas.
Al terminar la misa, la Virgen del Campo salía en procesión por los alrededores de la Ermita. No faltaron fieles que quisieron llevar a hombros la imagen, incluidos muchos mayores que llevaban al lado, al quite, a sus nietos, pero a los que les sobraron arrestos y ganas para portar la imagen al menos unos metros. Cuando pasó a su altura, a Gema Bachiller se le saltaron las lágrimas, recordando la fe que siempre le tuvo su padre, Guillermo, recientemente fallecido. Con la imagen ya en el soportal de la Ermita, comenzó la subasta de las andas, para entrar a la Virgen al interior del edificio, que este año estrenaba luz eléctrica. La dirigió Valentín Pérez, recogiendo una vez más el testigo que dejó su padre, igualmente largos años subastero de las andas. También acudió a la procesión la misionera, ya retirada, Pilar Moreno, que ejerció su labor como enfermera en Africa principalmente y que este año regresó a su pueblo natal el día de la patrona. Otro de los párrocos trillanos que estuvo presente ayer en Trillo fue Felipe Gutiérrez Esquiró. De nuevo volvía a su pueblo desde Chile, por segundo año consecutivo, y ahora a punto de cumplir 86 veranos. “El año pasado vine pensando que sería la última vez, pero Dios es grande y me ha traído de nuevo. A pesar de mis problemas de salud, aquí estoy, feliz y contento. Viendo a la familia, las caras de mis amigos de la infancia y recordando escenas del pasado, me emociono. Esta mañana me he puesto a llorar de la nostalgia. Viendo a la Virgen, recuerdo a mi padre. Vuelvo a Trillo por mi familia, por ella y para saludar a todos mis paisanos”. También este año se pudo ver en la Ermita a Higinio Henche, de 93 años, probablemente la persona de más edad presente en la romería, a quien acompañó en todo momento su familia.
En la celebración estuvo presente la corporación municipal de Trillo, encabezada por la alcaldesa, Lorena Alvarez.
El lunes fue el último día de la novena. Cuando terminó la ceremonia, la Virgen salió en procesión por las calles de Trillo, en un recorrido que se caracteriza por el silencio y el respeto que al paso de la talla muestran los trillanos. Sólo las piezas de la Banda de Música de Cifuentes rompían el silencio y las salvas a la Virgen que lanzaba desde la orilla del Tajo el artificiero local, Antonio Morales.
Desde la Iglesia, la procesión empezaba por la calle Mayor para continuar por la travesía del Puente hasta La Tajonada. Desde allí, por la Plaza de la Vega, la imagen, siempre precedida por los músicos, enfiló las calles de San Bernardo y San Martín, para luego cruzar el Puente sobre el Tajo, momento especialmente sensible “porque simboliza que la Virgen pertenece a las dos orillas, a todo Trillo”, como siempre recuerda el párroco local.