El Colegio de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de Guadalajara (COAATIE) alerta de los riesgos de instalar piscinas portátiles en terrazas o azoteas de edificios con la llegada del calor.
La organización colegial avisa de los graves peligros de colocar estas instalaciones sin asesoramiento técnico, este año más que nunca, debido al fuerte incremento de estas ante la situación derivada de la crisis del Covid-19, que dibuja un verano diferente en el que muchos apostarán por quedarse en casa.
Y es que son muchos los ciudadanos que creen que colocar una piscina de plástico en su terraza no entraña ningún riesgo, y nada más lejos de la realidad. De hecho, y aunque no es común, se han dado casos en los que una instalación de este tipo ha llegado a causar el derrumbe de la terraza al ceder la misma debido al peso del agua.
“Es difícil que una casa se caiga porque es un entramado complejo que funciona de manera solidaria, pero sí puede causar daños estructurales como grietas y fisuras, y si se hace de forma continuada o por parte de varios vecinos, por ejemplo, puede existir un problema de derrumbe a largo plazo”, explica Adrián Oliveros, aparejador y vocal del Colegio de Aparejadores de Guadalajara.
La clave para instalar una piscina con seguridad es conocer la capacidad de sobrecarga del forjado de la azotea o terraza. “Una piscina en una terraza se podría poner siempre y cuando la suma de todo el agua que pongamos, más la gente que se vaya a meter, no supere los 400 kilos de sobrepeso por metro cuadrado. Lo que supone una piscina pequeña de unos 30 centímetros para que un niño se moje, no para que un adulto se bañe”, explica Oliveros.
Este aparejador incide en el desconocimiento que existe a la hora de valorar el peso del agua. “A simple vista, muchas personas pueden considerar que 400 kilos son muchos, pero es lo que pesaría el agua en una piscina de un metro cuadrado si la llenaras 40 centímetros”, explica y llama a los ciudadanos a la prudencia antes de colocar cualquier instalación de este tipo.
En este sentido, insiste también en que esto es aplicable a otros supuestos como en el caso de viviendas unifamiliares. Por ejemplo, es el caso de querer instalarla en un patio que está ubicado sobre el techo de un garaje, o incluso en un terreno, donde debemos tener en cuenta no tanto el peso como las condiciones del mismo y su tipología.
Desde el Colegio de Aparejadores señalan que la capacidad resistente de los forjados de un edificio depende de otros factores como la antigüedad del edificio, que hace que varíen los materiales de los que está hecho. “Hay edificaciones antiguas en el centro de las ciudades que en muchos casos estaban hechas de estructuras de piedra y forjados de madera. En estos casos, la sobrecarga de uso de la madera en 40 o 50 años todavía se habrá reducido más porque el material no es tan rígido como pueda ser el hierro” explica Adrián Oliveros. De ahí que pueda ser más peligrosa aún la instalación de piscinas en los mismos.
No obstante, en la actualidad, cuando se ejecutan áticos, y en ocasiones, aunque no suele ser habitual porque supone un sobrecoste en la construcción, se prevé la posibilidad de instalar una piscina, incluso piscinas comunitarias en las cubiertas. “Pero en este caso se sobredimensiona la estructura y se pone una estructura basada en una losa de hormigón que nada tiene que ver con una estructura de forjado. Esta losa puede llegar a una sobrecarga de 2.500 kilos”, explica Oliveros, algo que un aparejador puede conocer consultando el proyecto de edificación, donde puede ver la carga de uso de esa zona. De ahí la importancia de asesorarse y que un profesional técnico, como es el caso de los aparejadores, pueda estudiar y analizar cada caso para evitar riesgos.
Desde el Colegio de Aparejadores de Guadalajara se ofrecen a resolver dudas al respecto de este tema. Aquellos interesados pueden dirigirse al teléfono 949 24 85 00 o al mail
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