Según informa la Dirección General de la Guardia Civil, el detenido había creado un archivo informático bautizado con los nombres “Win WhatsApp”, “WhatsApp PC” y “WhatsApp Espía” con los que supuestamente la persona que se lo instalase en su ordenador podría acceder, según anunciaba su propio creador, al WhatsApp de su novio y de sus amigos.
Pero lejos de esta promesa, y una vez instalada la aplicación, el detenido recibía automáticamente las claves de acceso de los perfiles en redes sociales de las víctimas. Con las contraseñas en su poder conseguía un «efecto en cadena» al seguir publicitando su “milagroso programa” entre los contactos de los que ya habían sido infectados, la mayoría al picar el anzuelo del detenido, que había creado incluso páginas web que simulaban ser la oficial de la empresa estadounidense de mensajería instantánea.