El mejor clima eleva el optimismo de productores de azafrán de CLM, que esperan superar el mal dato de 280 kilos de 2023
La Denominación de Origen Azafrán de La Mancha afronta la cosecha con mejores perspectivas que en 2023 a pesar de lo que consideran un “momento crítico”, y con unas condiciones climatológicas más favorables que el año pasado, esperan mejorar una producción que cayó a su peor dato en la década precedente
lunes 14 de octubre de 2024, 12:29h
De este modo, la previsión es que en esta campaña el número de superficie cultivada sea similar al anterior, unas 90 hectáreas, teniendo en cuenta que la media del periodo 2013-2023 se sitúa en casi 105 hectáreas.
El año pasado, la producción fue de 280,81 kilos, la más baja de los últimos 11 años y un 40,24% menos que la de 2022, teniendo en cuenta que la media del periodo 2013-2023 se colocan en 549,7 kilos.
Las lluvias de primavera, las temperaturas suaves del mes de junio, junto con un otoño más fresco y con algo más de precipitaciones, aunque con una distribución muy irregular, han levantado el ánimo entre un sector que, sin embargo, “sigue padeciendo problemas estructurales históricos como la ausencia de un mercado de cormos certificados, la mínima mecanización de los procesos, la falta de relevo generacional y la gran demanda de mano de obra”, informa la DO en nota de prensa.
Extremos agravados enormemente en estos últimos años por el cambio climático, lo que conforma un conjunto de problemas que llevan al Patronato del Consejo Regulador, que preside la productora Valentina Cabra Carrasco, a insistir, una vez más, en la necesidad de que la Administración se implique y “tome medidas que garanticen el futuro del azafrán en general, y de la marca de calidad diferenciada Azafrán de La Mancha en particular, a través de un plan específico dotado con el soporte económico necesario que permita la recuperación del cultivo en el plazo más breve posible”.
Así lo han puesto de manifiesto los patronos en su última reunión, previa al inicio de la campaña, en la que, entre otras cuestiones han conocido que este año se espera que la superficie cultivada inscrita en la DOP sea similar a la del año pasado.
Y es que la disminución progresiva de la superficie dedicada a su producción de azafrán, incluyendo su extinción en comarcas donde era característica su presencia, es una de las amenazas históricas de este cultivo junto con las importaciones masivas de azafranes de otros orígenes; la elevada exigencia de mano de obra acompañada de la mínima mecanización del cultivo y del proceso de transformación (monda y tostado); la pequeña dimensión de las parcelas; limitada integración de los productores en los sistemas de comercialización nacional e internacional, y el carácter social y familiar de este cultivo.
Respecto a la situación del Consejo Regulador, la presidenta de la Denominación de Origen ha asegurado que si en esta campaña la producción no se recupera se agravaría aún más su crítica situación que este año 2024 ha sido extremadamente difícil a nivel económico con la acción reducida al mínimo, ya que de la producción total de cada cosecha dependen las cuotas de productores y envasadores.