Tras un año de suspensión y otro de celebración con restricciones, ayer, a las cuatro de la tarde, volvía a sonar el cuerno de toro anunciando la llegada, por el camino del Tirador, de las botargas, que luego recogieron a las mascaritas
Magos, brujas, comediantes, orfebres, canteros, ebanistas, y hasta cuarenta puestos de artesanía diseminados por el corazón de la villa agallonera han transportado sus bellas calles a una época medieval plena de animación, de mercaderías y de músicas de aquellos tiempos.