ALMA CORAZÓN Y VIDA

La UNED concluye el curso en homenaje a Manu Leguineche y su legado

El periodista inabarcable, como otros muchos lo llegaron a definir, fue también una persona inolvidable

Redacción | Jueves 02 de julio de 2015
El segundo curso de verano de la UNED en torno a la figura de Manu Leguineche llegó hoy a su fin. A lo largo de tres días casi una veintena de compañeros de profesión y amigos, entre los que se encontraron Javier Reverte, Juan Cruz, Gervasio Sánchez, Francisco García Marquina o Raúl Conde, han desfilado por las instalaciones del Centro Asociado de Guadalajara para profundizar, a través de la narración de sus vivencias junto a Manu, en la obra literaria y periodística de Leguineche. Éste era el objetivo marcado en la programación del curso, dirigido por Pedro Aguilar, y que ha contado para su desarrollo con la colaboración de la Universidad de Alcalá de Henares.

El recuerdo al jefe de la tribu permitió a los asistentes al curso, buena parte de ellos profesionales de la información, conocer la forma incansable que Leguineche tenía de trabajar, siempre comprometida, apasionada, extremadamente humana con los que sufrían los hechos… una forma de hacer periodismo pura que poco tiene que ver con lo que hoy se hace, desapasionado, rápido y elitista, tal y como denunciaron algunos de los intervinientes.

El periodista inabarcable, como otros muchos lo llegaron a definir, fue también una persona inolvidable: amiga de sus amigos, generosa, extremadamente sensible, aficionado del buen comer y del beber y, como no podía ser de otra manera, acérrimo aficionado del Atletic Club de Bilbao y del mus, cuestiones éstas últimas de las que se desprendieron muchas de las anécdotas narradas durante las sesiones.

También hubo tiempo para hablar de su estrecha relación con el paisaje y paisanaje de La Alcarria, tierra en la que encontró la felicidad en los últimos años de su vida y en la que dejó una huella indeleble.

Homenaje con tintes reivindicativos
En el curso también tuvieron presencia las reivindicaciones, que fueron muchas, como la justicia de destacar su labor como literato, no suficientemente reconocida, y eso a pesar de que cuenta con una amplia obra escrita con más de 40 libros, de los que hoy muchos están descatalogados; o darle una dimensión académica con la creación de una asignatura en las facultades de Ciencias de la Información en la que el estudio de su figura sea obligado. No obstante, si hay que destacar una por encima de todas es el deseo de conseguir que en un futuro no muy lejano su casa de Brihuega, la antigua Escuela de los Gramáticos, pueda convertirse en un lugar de peregrinación para los amantes del periodismo y la literatura.

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