Redacción | Lunes 03 de agosto de 2015
El periodista y catedrático emérito de la Universidad Complutense explicó, en la segunda conferencia de la XLI Jornadas de Estudios Seguntinos, el origen del parque
El pasado jueves comenzaron las XLI Jornadas de Estudios Seguntinos. Este año se celebran en la Iglesia de Santiago de Sigüenza, lugar en el que en anteriores ediciones se habían convocado ya algunas conferencias, si bien no hasta ahora un ciclo completo. Las abrió el alcalde de Sigüenza y presidente de la Diputación Provincial, José Manuel Latre, que alabó el docto propósito de las Jornadas y se congratuló porque incluyen también entre sus contenidos el estudio de aspectos del pasado de las pedanías. Correspondió a la cronista oficial de la ciudad de Sigüenza, Pilar Martínez Taboada, organizadora de las Jornadas y además ponente, presentar al primero de los conferenciantes, Adrián Blázquez Garbajosa.
Nacido en Palazuelos, el catedrático emérito de la Universidad de Pau (Francia) es un historiador cuya docencia se ha centrado en la Edad Moderna. Sin embargo, también es un gran conocedor del Señorío Episcopal de Sigüenza. Ante un numeroso público, el primer ponente de las Jornadas habló sobre 'El Guitón Onofre' (1604), obra de Gregorio González y una de las cumbres de este género literario. El profesor se refirió a la azarosa vida del manuscrito, que pese a pertenecer al siglo XVII fue publicado en el siglo XX, después de sufrir una azarosa serie de traslados, que incluyeron un viaje de ida y vuelta a América.
Además, el palazuelense hizo un estudio del género y de los elementos que la novela objeto de análisis tiene con obras como el 'Guzmán de Alfarache' o 'El Lazarillo de Tormes'. También analizó, con aire de profesor, siempre citando fuentes, los episodios de la novela que ocurren en Palazuelos, y también el que sucede en Sigüenza, destacando la fortuna que tienen ambas localidades al aparecer en un libro tan conocido, así como las puertas que esta circunstancia puede abrir en el futuro. Y, aunque las novelas picarescas no son excesivamente minuciosas en cuanto a las descripciones, sí aparecen las conocidas murallas de Palazuelos, o las travesañas de la ciudad del Doncel.
El profesor fue largamente aplaudido por el numeroso público que acudió a escucharle, y también por la propia cronista, que destacó su brillante disertación y recordó su participación en las Jornadas, desde la primera edición de los Anales Seguntinos.
En la segunda de las conferencias fue Elena Guijarro, presidenta de la Asociación de Amigos de la Iglesia de Santiago (AAISS), anfitriona de las Jornadas, la encargada de introducir al ponente. Guijarro recordó los fines de la Asociación, que no es otro que la conversión del monumento en un Centro de Interpretación del Románico provincial, y destacó la colaboración entre la organización de las Jornadas de Estudios Seguntinos, la AAISS y el Ayuntamiento en la programación del verano cultural doncelino. La segunda de las ponencias corrió a cargo de Javier Davara, igualmente catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid.
Davara partió de una primera pregunta retórica sobre cómo sería la ciudad de Sigüenza sin el parque de la Alameda, antes de dar las explicaciones oportunas sobre quiénes y por qué la construyeron, con su magnífica oratoria docente. El profesor recordó que “la imaginó el obispo Vejarano, que fue diputado en las Cortes de Cádiz de 1800 a 1818, y fue trazada por el arquitecto, o maestro de obras, Pascual Refusta”, dijo. Inaugurado en 1804, desde entonces el parque de La Alameda despliega orgulloso sus rasgos neoclásicos de los que dicen son un modelo de precisión, orden y armonía. “Su geométrica disposición, junto al barrio de San Roque, a modo de salón urbano -esto se llevaba mucho en el siglo XIX-, destaca en este risueño jardín, de reminiscencias barrocas, que culmina el conjunto histórico de la ciudad del Doncel, y se embellece con dos puertas de piedra abiertas a todos los vientos”, destacó Davara.
Para terminar, el profesor citó a los literatos, filósofos o periodistas como Unamuno, Emilia Pardo Bazán, Pío Baroja o César González-Ruano que hablaron de La Alameda. Davara abogó, como ya hiciera a lo largo de la Primavera Universitaria, por su declaración con Bien de Interés Cultural. Por último, el profesor tuvo palabras de elogio para el proyecto de la Iglesia de Santiago, que acoge las Jornadas: “Hay que hacer lo posible para que salga adelante”, afirmó.
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