Una de las sorprendentes conclusiones de este estudio con una muestra de 3.500 usuarios es que el 47% de los encuestados declara haber sufrido algún ataque contra su privacidad, como robo de contraseñas, “hackeo” de cuentas o redes sociales y que un 60% reconoce no cambiar con regularidad sus claves, ni tiene activado un código de seguridad en su “smartphone”. La falta de concienciación sobre los riesgos reales de internet queda, con estas conclusiones, una vez más patente.
El usuario, aún, no es capaz de reaccionar y concienciarse de verdad sobre los peligros que circulan en la red y el alcance que puede suponer el robo de tu cuenta de Gmail o de Facebook aunque sean personas anónimas y no famosas.
Otro problema nace fruto de la facilidad con la que estamos conectados. Es decir, el «smartphone», con el que consultas los movimientos de tu cuenta bancaria desde una red wifi, con el que te descargas archivos y te entretienes a lo largo del día le manejamos sin preocuparnos de las aplicaciones que instalamos y los permisos que les cedemos.
Lo peor de todo es que un 33% de los encuestados reconoce usar su teléfono para compartir información “sensible” o “personal” a través de aplicaciones tipo WhatsApp o servicios de correo electrónico sin leerse los términos de uso y condiciones que requieren (un 43%).
¿Para qué puede necesitar una 'app' gratuita que convierte mi flash en una linterna de permisos para leer mis emails o acceder a todos los ficheros? Si no sabe la respuesta mejor no intalarla porque “Cuando las cosas son gratuitas el producto somos nosotros”, aseguran desde la compañia.