Compromiso con la regeneración democrática

Confianza. La pérdida de confianza en los partidos políticos, los gobiernos y, por extensión, en las instituciones, ha sido uno de los efectos perversos de esta crisis mucho más que económica que venimos sufriendo desde hace años. Día tras día, portada tras portada, asistimos a la confirmación de algo que la mayoría sospechaba: la corrupción poco a poco lo ha ido invadiendo todo, tolerada con resignación en época de ‘vacas gordas’, yesca de la indignación cuando gran parte de la sociedad comenzó a pasarlo mal.

La actual y, por otra parte, natural desconfianza hacia la política hace que empezar en esto ahora mismo sea poco menos que temerario. ¿Cómo transmitirle al ciudadano en la calle que te has arriesgado con esta actividad precisamente para cambiar las cosas, para devolverle la confianza? ¿Por qué me van a creer? Y ahí es donde reside el quid de la cuestión. El sistema debe estar conformado de tal manera que el ciudadano no tenga por qué fiarse de la palabra del político. Tiene que haber suficientes mecanismos de control para que sea extremadamente difícil consumar un delito de corrupción y que, si esos controles son burlados, la justicia caiga sobre los culpables con todo el peso de la ley. Y sobre sus partidos, la responsabilidad patrimonial subsidiaria por los daños causados.

Esos mecanismos debieran ir en dos direcciones. Por un lado, la transparencia absoluta tanto de las Administraciones como de las organizaciones políticas. Los ciudadanos deben conocer de dónde sale, por dónde pasa y hacia dónde va cada euro.

Y, por otro lado, la total despolitización de la Justicia, a la que además, se debe dotar de medios suficientes para que puedan llevar a cabo su labor con la mayor eficiencia y rapidez, así como la eliminación de los indultos a condenados por corrupción y de privilegios obsoletos como los aforamientos, acabando así con esa insoportable sensación de impunidad.

Comenzaba este artículo pidiendo confianza a la ciudadanía. Lo acabaré pidiendo a la clase política algo que debe suceder irremediablemente para que esa confianza pueda volver: Voluntad.

Orlena De Miguel, candidata de Ciudadanos (C’s) Guadalajara al Congreso de los Diputados