Todo parece indicar que Apple se compinchó con cinco editores, con el fin de hacerse con el mercado editorial digital, según el veredicto del Tribunal Supremo de Estados Unidos.
La compañía deberá pagar la friolera de 450 millones de dólares: 400 para compensar a los consumidores y 50 para pagar los gastos del proceso judicial que comenzó hace ya casi tres años.
Aunque la empresa de Cook ha aceptado de mala gana el veredicto, el Departamento de Justicia no ha tardado en señalar que “Apple tiene responsabilidad por ser consciente de que los editores estaban conspirando para manejar y subir los precios en sus plataforma”.
Tal y como decreta el veredicto, Hachette Book Group USA, HarperCollins, Macmillan, Penguin Group y Simon & Schuster se pusieron en contacto entre 2009 y 2010 con Apple, con el fin de parar los pies a Amazon, la auténtica pionera del sector.
Por su parte, la compañía de Bezos no sólo contaba con una tienda de libros electrónicos propia, ya que desarrolló una plataforma donde los propios autores pudiesen publicar de forma independiente. Además, el gigante tecnológico cuenta con un aparato de tinta electrónica, llamado Kindle, uno de los más populares del sector donde asimismo distribuye sus títulos.
El Departamento de Justicia estadounidense apunta a un hecho en concreto: Apple quería hacer frente, junto con el resto de firmas, a las promociones de Amazon. A su llegada, el precio subió de media entre un 35 y un 40%.
Pese a las buenas intenciones de Steve Jobs durante el lanzamiento del iPad, asegurando que los precios serían los mismos que los de Amazon, finalmente no se cumplió.
Tim Cook, consejero delegado de Apple, ha dado a conocer su punto de vista sobre el asunto, pues considera que su empresa no ha hecho nada malo salvo impulsar su negocio “siguiendo prácticas habituales para hacer que su tableta iPad tuviera contenido de calidad en su estreno en el mercado”.
¿Cómo va a compensar Apple a sus clientes?
A través de códigos para poder adquirir productos o servicios dentro de su tienda de aplicaciones, libros y películas, aunque hay que especificar que no se trata de dinero en metálico. Se estima que cada cliente dispondrá de algo más de 20 euros, y se espera que sean más de 23 millones los clientes afectados que reclamen dicho importe.