La velocidad de las conexiones no para de crecer exponencialmente desde que la red se abrió al uso público y pronto podremos disfrutar de trasmisiones de datos prácticamente siderales. El LiFi, por ejemplo, pone en entredicho que la fibra óptica vaya a ser el futuro y puede que deje a ésta como solo un paso más en la búsqueda del mejor sistema de conexión a Internet.
El MiFi ya es una realidad, aunque sea poco conocido fuera de los círculos más especializados. Se trata de una conexión 4G móvil, un módem portátil que permite que nos conectemos a la red allá donde estemos. Aunque funciona con una tarjeta SIM igual que los teléfonos móviles, esta tecnología permite que se conecten varios dispositivos a la vez. Móvil, tablet, portátil u ordenador de sobremesa, estés donde estés y a una velocidad bastante elevada. Como contrapartida encontramos su dependencia de la red 4G que aún no está totalmente desarrollada. Aun así, esta tecnología está teniendo bastante éxito, especialmente entre personas que viajan habitualmente y que prefieren esta opción a contar con un servicio fijo en un domicilio que apenas van a usar.
La tecnología LiFi, por el contrario, es bastante diferente y será la gran revolución del sector tras varias pruebas en la que se ha demostrado su viabilidad. Con una velocidad 100 veces superior –por el momento- a las conexiones actuales, el LiFi funciona a través de la luz de una bombilla. Si estás debajo de la misma y tu teléfono o equipo está equipado para recibir su información podrás bajarte lo que quieras en un tiempo record. Sus defensores afirman también que es una tecnología mucho más segura ya que impide que los vecinos roben tu conexión.
La incapacidad del LiFi de atravesar paredes puede ser también uno de sus principales inconvenientes puesto que si lo tenemos instalado en el salón o el despacho la conexión no nos llegará al dormitorio o la cocina y viceversa. Frente a la extrema movilidad del MiFi, el LiFi es completamente estático y nos hace ver que aún queda bastante por resolver antes de que se comercialice para el gran público. Aunque sabemos que más temprano que tarde llegará.
Y es que la diferencia de velocidad es demasiado notable para pasarlo por alto. Según afirman los expertos, se podría bajar una película en alta definición en tan solo 30 segundos, evitando los problemas que tenemos actualmente con el streaming cuando hay alguna interferencia a mitad de conexión y nos quedamos sin poder terminar de ver el producto audiovisual que estábamos viendo.