La anemia perioperatoria afecta a uno de cada tres pacientes quirúrgicos y se asocia a un incremento de las complicaciones, infecciones y tiempos de hospitalización
Redacción | Viernes 22 de abril de 2016
Dar a conocer la guía de actuación para la corrección de la anemia perioperatoria y las alternativas existentes a la transfusión de sangre ha sido el objetivo de la sesión médica que ha albergado este viernes el Salón de Actos del Hospital de Guadalajara.
Bajo el lema “Optimización de la Anemia Preoperatoria”, y organizado por el servicio de Anestesia y Reanimación del Hospital, ha contado con la intervención de la prestigiosa doctora Elvira Bisbe, anestesióloga del Hospital del Mar (Barcelona), seguida de la ponencia a cargo de la doctora Beatriz Amorós, anestesióloga del Hospital de Guadalajara.
Bisbe, que es un referente en medicina transfusional en anestesia, es además miembro del comité científico NATA (Network for Advancement of Transfusion Alternatives) y de la sección de Hemostasia y Medicina Transfusional de la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor (SEDAR).
La sesión, coordinada por la doctora Sofía Zaragoza, ha ahondado en la importancia de tratar la anemia perioperatoria dada su frecuencia (uno de cada tres pacientes quirúrgicos la padece) y se asocia a un incremento de las complicaciones, infecciones y tiempos de hospitalización. Además, señalaba Bisbe, “existen tratamientos muy eficaces y seguros que permiten evitar las transfusiones”.
Asimismo, apuntaba que “debemos tratar de obtener un nivel adecuado de hemoglobina preoperatoria para reducir las transfusiones y así mejorar la morbimortalidad”. Bisbe aludía a tres pilares para el tratamiento de esta anemia, consistentes en aumentar el volumen sanguíneo del paciente, minimizar las pérdidas y mejorar sus condiciones.
El riesgo de necesitar una transfusión a raíz de una intervención quirúrgica debe ser valorado y dependerá del tipo de cirugía (más frecuente en neoplasia de colon, histerectomía radical o artroplastias de cadera o rodilla), del nivel de hemoglobina preoperatoria, sexo (más probable en el caso de las mujeres), masa corporal, hemostasia, fármacos o comorbilidad (coexistencia de varias patologías).
Por su parte, Beatriz Amorós aludía a la conveniencia de tratar previamente la anemia y de optar por alternativas a las transfusiones, como indica la Organización Mundial de la Salud.
En este sentido, se aludía al “Patient Blood Management” (enfoque basado en optimizar la hemostasia y minimizar las hemorragias y las transfusiones) con el objetivo de mejorar los resultados. Amorós apuntaba que la anemia “debe ser siempre diagnosticada y corregida antes de la cirugía”, y que la mayor parte de las causas que la producen son corregibles.
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