Redacción | Martes 26 de abril de 2016
‘Cela, retrato de un Nobel’ es el t´titulo de este nuevo libro
Con motivo del Centenario del nacimiento del escritor español Camilo José Cela, la editorial Aache presenta la gran biografía del personaje, escrita por quien mejor le conoció, Francisco García Marquina, quien tras una larga elaboración, muy documentada, ofrece al completo la secuencia biográfica y el análisis de la obra de quien fuera Premio Nobel de Literatura y vecino de Guadalajara muchos años.
Pocos dudarán que Camilo José Cela fue una de las mayores figuras literarias de España en la segunda mitad del siglo XX. Personaje controvertido, tuvo muchísimos admiradores como también fueron legión sus detractores, tanto como persona como en su faceta de escritor. Con todo, puede decirse que a nadie dejaron indiferente ni su figura ni su obra.
De todo ello, del Cela hombre, del actor, del personaje, pero también del Cela escritor en multitud de registros (poeta, cronista, narrador, novelista, articulista, crítico, editor…) nos habla con excepcional conocimiento este libro escrito por alguien que le conoció y le trató durante muchos años, el también escritor, periodista y poeta, Francisco García Marquina. Marquina vivió muy cerca de Cela sobre todo en los últimos 20 años de su vida, muchos de los cuales el premio Nobel los vivió por voluntad propia en la provincia de Guadalajara, esa tierra que él tan bien conocía desde que en 1946 escribiera su inolvidable Viaje a La Alcarria.
El autor nos insiste una y otra vez a lo largo del libro que el fenómeno ‘Cela’ incluye “a un hombre, a un creador literario y a un actor, que van juntos y de frente por la vida”. Y, por tanto, la línea básica de su trabajo ha sido no disociar estas facetas sino mostrárnoslas unidas, ya que uno solo es el personaje que las hace posible: Camilo José Cela. En él vida y obra aparecen unidas de manera indisociable y no es posible adentrarse en su obra sin conocer facetas de su vida, como también sería estéril lo contrario.
Por encima de gustos o matices, o de simpatías o rechazo ante sus comportamientos vitales, Cela fue un grandísimo escritor que nos dejó obras maestras de la literatura en lengua castellana como La familia de Pascual Duarte, La colmena, San Camilo 1936 o Mazurca para dos muertos.
Y fue, además, un escritor en permanente evolución, que siguió arriesgando desde su primer libro, sin quedar anclado en un estilo o en un registro predeterminado. Un autor que supo evolucionar, innovar, buscar nuevas voces y nuevos estilos y no vivir de las rentas de sus primeros -y muy aplaudidos- éxitos, cuando podría perfectamente haberlo hecho.
Como dijo de él otro premio Nóbel, el portugués José Saramago: “[A Cela] se le ha juzgado como persona antes que como escritor. Dentro de veinte, treinta, cuarenta o cincuenta años, las rencillas estarán olvidadas y sólo quedará su obra. La obra de un gran, irrepetible escritor”.
El mismo Cela repetía una y otra vez que “en España, el que resiste, gana”, y él, llevando esa tenacidad más allá de los límites de su vida, ha conseguido resistir y ganar el aprecio y el respeto de nuevas generaciones de lectores en España y en toda la comunidad lectora de habla española.
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