GUADALAJARA

La sensibilización y el diagnóstico precoz de la enfermedad celíaca facilitan la vida diaria de quienes la padecen

Una de cada cien personas padece celiaquía, una enfermedad que en muchos casos pasa desapercibida y sin diagnóstico. Un mayor conocimiento, la detección precoz y la concienciación son fundamentales para quienes la padecen

Redacción | Viernes 27 de mayo de 2016

El mayor control y conocimiento sobre la celiaquía y el diagnóstico cada vez más temprano contribuyen a facilitar la vida de las personas que padecen esta enfermedad y previene futuras complicaciones. Fernando González Mateos, jefe de sección de Aparato Digestivo del Hospital Universitario de Guadalajara, señala que “estamos asistiendo a un aumento de la incidencia, quizás no tanto porque la enfermedad avance sino porque se diagnostican cada vez más individuos asintomáticos”.

La celiaquía afecta a una de cada 100 personas. Sin embargo, la incidencia o porcentaje de casos que se confirman es mucho menor, dado que numerosos afectados no presentan síntomas o bien éstos se confunden con otras enfermedades. La celiaquía puede manifestarse cuando el niño deja de lactar y se introducen los cereales, aunque también puede aparecer en la edad adulta, siendo más frecuente en las mujeres.

La Asociación de Celíacos de Castilla-La Mancha tiene actualmente 1.300 familias asociadas, de las que 120 son de Guadalajara. Sin embargo, la cifra de celíacos confirmados es mucho mayor, ya que, por un lado, en cada familia hay uno o más miembros celíacos, y por otra parte no todos los afectados optan por asociarse.

Para diagnosticar la celiaquía se requiere una analítica específica para detectar anticuerpos antitransglutaminasa y de niveles de inmunoglobulina A, y para su confirmación se realiza una biopsia duodenal que se realiza por vía endoscópica. El aumento en el número de diagnosticados se debe, explica Mateos, a que se estudia a individuos sin síntomas aunque con predisposición genética a padecer el trastorno, si bien aclara que “no todos los enfermos predispuestos acabarán desarrollando la enfermedad”.

La enfermedad celíaca tiene origen autoinmune y se describe como una alergia permanente al gluten (presente en cereales como el trigo, la cebada, el centeno y la avena, y ausente en arroz o maíz) que causa una lesión inflamatoria crónica de la mucosa del intestino delgado y la pérdida de su función de digerir y absorber los alimentos.

Los síntomas son muy variables: desde pérdida de peso, dolor e hinchazón abdominal y diarrea (la situación típica) hasta situaciones con síntomas inespecíficos que pueden confundirse con enfermedades como falta de hierro, hinchazón abdominal o retraso en el crecimiento, así como malas digestiones. También se le pueden asociar enfermedades no directamente intestinales, tales como lesiones en la piel, diabetes, o alteraciones de las transaminasas.

Una celiaquía sin tratar, explica Mateos, cronifica todos estos síntomas pero además puede acarrear consecuencias más graves, ya que se relaciona con la aparición de ciertos tipos de cáncer, como linfomas y tumores del aparato digestivo.


Tratamiento


El tratamiento consiste en seguir una dieta estricta sin gluten durante toda la vida. De este modo se restaura la situación basal del enfermo, si bien “pueden transcurrir dos años hasta que se normalizan las alteraciones microscópicas del intestino”. Asimismo, Mateos advierte que la persona celíaca lo será siempre, y si vuelve a consumir gluten, aun en pequeña cantidad, “puede que no muestre síntomas inmediatamente pero a la larga vuelven a aparecer las complicaciones”.

El celíaco debe basar su dieta en alimentos naturales (legumbres, carnes, pescados, huevos, frutas, verduras, hortalizas y cereales sin gluten), evitando en lo posible los alimentos elaborados o envasados, ya que en éstos es más difícil garantizar la ausencia de gluten. En caso de consumirlos, hay que comprobar cuidadosamente su composición.

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