En verano se produce un gran número de consultas debido al cambio de actividad física y con ello la necesidad de adecuar la pauta de insulina
Redacción | Miércoles 20 de julio de 2016
Alrededor de 70 niños y niñas con diabetes son atendidos en la actualidad por el servicio de Pediatría del Hospital Universitario de Guadalajara, que diagnostica cada año alrededor de 15 nuevos casos de diabetes en niños, tal y como destacan la pediatra María Alija y la endrocrinóloga infantil Pilar Sevilla.
Durante el verano se genera un importante número de consultas relacionadas con la diabetes debido a que el cambio de rutinas y actividad física por la finalización del curso escolar obliga a ajustar las pautas de la insulina. Así, en verano se suele modificar la pauta de administración de la insulina y también la cantidad y frecuencia de las ingestas.
Según Alija, en el Área Integrada de Guadalajara el número de niños y niñas con diabetes ha aumentado hasta casi duplicarse sin que exista un motivo claro. “Hace años era más frecuente el debut en torno a la pubertad pero ahora va siendo cada vez más habitual en niños más pequeños”, señala, y actuarían “ciertos factores desencadenantes sobre una predisposición genética y una respuesta autoinmune alterada”.
Los niños con diabetes son atendidos cada tres meses para ir ajustando la pauta de insulina, y a estas consultas se les suman otras extraordinarias si se aprecia algún tipo de descontrol.
Para Alija, resulta fundamental atender tanto a los niños como a sus familias por el impacto que supone el diagnóstico y las modificaciones que introduce en la rutina de los pequeños. “Son niños muy responsables, que aprenden a conocerse bien, pues entre controles de glucemia capilar y administración de insulina se pinchan de media 12 veces al día”, y deben interiorizar esa necesidad y no descuidarla en momentos clave de su vida, como la adolescencia.
Respecto al tratamiento, destaca el gran avance experimentado en los últimos años con el surgimiento de nuevas insulinas, “más rápidas, con respuesta más predecible, que se traduce en un mejor control” y dispositivos como las bombas de insulina, “que permiten un ajuste más fino de los requerimientos de insulina”. Gracias a ello ha mejorado la evolución de los pacientes, pudiendo llevar una vida prácticamente normalizada.
En cuanto al futuro en el tratamiento de la diabetes, actualmente se trabaja en distintas líneas como los “páncreas biónicos, el implante de células madres o inmunomoduladores que eviten que el propio sistema inmune del paciente ataque a sus células productoras de insulina”.
La diabetes mellitus es una enfermedad producida por una alteración del metabolismo de los hidratos de carbono que a la larga conlleva la aparición de complicaciones microvasculares y cardiovasculares.
Los síntomas que pueden hacer sospechar de la existencia de diabetes son un cansancio continuado, beber mucha agua, orinar con mucha frecuencia o la pérdida de peso.
En el caso de la diabetes tipo 1, la habitual en pacientes jóvenes y niños, los propios elementos del sistema inmune atacan a las células beta, encargadas de producir la insulina en el páncreas, debilitando así la capacidad del paciente para controlar los niveles de glucosa en sangre y apareciendo a partir de ese momento los síntomas característicos de la enfermedad.
Por otra parte, la diabetes tipo 2 afecta a entre un 5 y un 10 por ciento de la población general y se asocia al aumento de la edad, el exceso de peso y la vida sedentaria, lo que hace prever que se eleve el número de pacientes diabéticos en los próximos años.
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