En la Asociación de Voluntarios aseguran que “hay más gente necesitada de la que pensamos”
Redacción | Miércoles 12 de octubre de 2016
Las prendas se entregan en perfecto estado. Limpias, planchadas y sin que les falte un botón. Con un amplio surtido de tallas para bebés, niños o adultos. Entregadas en mano o por correo para quienes más las necesitan. Y completamente gratuito, sin que haya que pagar nada a cambio. Es el ‘ropero social’ que gestiona la Asociación de Voluntarios Yebes-Valdeluz en una instalación que les ha cedido el Ayuntamiento de Yebes, el primero de estas características que se abre en la provincia de Guadalajara.
El pasado año ya prestó ayuda a 37 familias. Sin importar la procedencia. A una asociación de Montoro (Córdoba), en Azuqueca de Henares, a la capital, en un colegio de niños desfavorecidos de Perú o entre los vecinos más cercanos, que han de hacer frente a este tipo de carencias.
Este armario solidario surge para dar respuesta al problema que deben afrontar aquellas familias del municipio que no tienen recursos suficientes para atender esta necesidad básica. En la Asociación de Voluntarios aseguran que “hay más gente necesitada de la que pensamos”. La bajada del precio de la vivienda ha hecho que el tejido social de Valdeluz sea hoy muy diferente al que este núcleo residencial estaba predestinado. “No son pocos los vecinos que viven de las ayudas sociales; una cosa es lo que parecemos y otra bien distinta lo que somos”, asegura Paqui Fernández, vicepresidenta y auténtica alma mater de este proyecto bienhechor. Desde la Concejalía de Bienestar Social se les facilitan vales canjeables por ropa de segunda mano, “para que puedan reabastecer el ropero con prendas para las que hay una demanda específica y no disponen de existencias”, explica la edil Aurora Herranz.
Hasta que han conseguido abrir el ropero social, la vestimenta se almacenaba en bolsas en el interior de trasteros particulares. Hoy se apila de forma ordenada y por tallas en las estanterías de una caseta modular, que se localiza en la parte posterior de la biblioteca municipal de Valdeluz. Sin la colaboración de los donantes anónimos, esta iniciativa solidaria carecería de sentido. “Han entendido que merece la pena apoyar esta causa, de ahí que la ropa que se desecha sea mínima; desde luego, no entregamos nada que no nos pondríamos nosotras”, apunta Paqui Fernández, que da una pista sobre cuál debe ser el camino a seguir. Y es que no sirve de nada hacer acopio de ropa en los anaqueles. “Si las estanterías están llenas, es que algo no estamos haciendo bien para vaciarlas”, opina.
Los pedidos llegan a través del perfil que la Asociación de Voluntarios tiene en la red social Facebook, por vía telefónica o a través del correo electrónico. De manera directa, sin intermediarios. “La dignidad de la gente que lo está pasando mal no se puede ventilar bajo ningún concepto, por eso este servicio se basa en el respeto y la confianza”, apuntan desde la entidad. El guardarropa está abierto de par en par los martes de 11 h a una del mediodía y todos los jueves en ese mismo horario y de seis a 8 de la tarde. Las fórmulas de colaboración son dispares; mediante el tradicional ingreso en la cuenta solidaria de una entidad bancaria de Valdeluz para aportaciones a partir de 10 €. O bien a través de una especie de ‘banco de tiempo’, es decir, personas que ponen sus habilidades al servicio de otras que las necesitan o que dedican una parte de su tiempo al funcionamiento de la asociación.
Constituida en julio del pasado año e integrada por una quincena de socios, esta organización de voluntariado tiene una red de asistencia social que apoya y ayuda a personas con dificultades para valerse por sí mismas, en su mayoría, enfermos crónicos, con movilidad reducida y mayores que viven solos, a los que visitan en sus hogares. “Si lo necesitan les hacemos la compra o les recogemos las medicinas en la farmacia, aunque muchos se conforman con la compañía”, explica Sonsoles Galán, secretaria de la asociación. Por lo general son personas con miedo a salir de casa, de ahí que uno de los objetivos a corto plazo sea la organización de talleres terapéuticos que les ayuden a mantenerse activas.
“El principal problema es la falta de un espacio que nos permita desarrollar estas actividades”, se lamenta Paqui Fernández. No en vano, ese hándicap no supondrá inconveniente alguno para sacar adelante el año que viene el siguiente proyecto, que será el banco de libros y material escolar.
Desde la Concejalía de Bienestar Social aplauden las iniciativas altruistas y solidarias de la Asociación de Voluntarios Yebes-Valdeluz, que en apenas un año se ha convertido en una de las más activas del municipio. “Nos gustaría dar una solución digna a ese problema de espacio, pero tenemos demasiadas limitaciones en ese sentido”, razona Aurora Herranz, que considera que hace una labor “encomiable y muy digna” a través de este servicio de recogida y reciclaje de ropa usada entre las personas y familias con menos recursos económicos.
La concejal valora la implicación de los vecinos del municipio en un proyecto como este, que activa una “cadena de favores” que empieza con la solidaridad del donante, prosigue con el trabajo de coordinación de la asociación y termina con la gratitud de los beneficiarios.
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