Un sonajero, una torre de cubos, el juego de las espigas y una pelota. Estos son los primeros juguetes inteligentes diseñados por el proyecto Educere, en el que participa la UAH, para que sirvan de apoyo en la detección precoz de desfases en el desarrollo en los niños más pequeños
Redacción | Jueves 27 de octubre de 2016
En este proyecto están implicadas varias universidades madrileñas: La UPM y la UAH se ocupan del desarrollo tecnológico, la UAH del análisis fisioterapéutico, el centro universitario Cardenal Cisneros, adscrito a la UAH, aporta expertos en educación especial y la UAM sicólogos y pedagogos.
El juguete más ‘probado’, para el que ya se está tramitando una patente, es la torre de cubos. En los cubos se han instalado sensores que miden el tiempo en movimiento, la velocidad y aceleración máxima alcanzadas y las agitaciones producidas al mover los cubos cuando se hace la torre. El análisis de estos datos, sumada a la observación –mediante la grabación de videos en el tiempo de juego- permite a los expertos detectar la posibilidad de que exista algún tipo de problema o dificultad motora en los niños, explica el portavoz del proyecto en la UAH. Bernardo Alarcos.
La realización de la torre de cubos se ha utilizado para observar el movimiento de los niños de entre 2 y 3 años. El resto de juguetes también se está analizando para diferentes edades. El sonajero se utiliza para niños de 0 a 1 año, con sensores relacionados con la presión y la aceleración; el juego de las espigas está prescrito para niños de 4 y 5 años, que deben ser capaces de meter palitos en un agujero, y la pelota es más idónea para niños de entre 5 y 6 años.
‘En todos los casos se trata de juguetes que se utilizan en las escalas estandarizadas de cualquier consulta psicopedagógica para evaluar el desarrollo del niño, pero también son muy habituales en cualquier entorno de juego, como la escuela infantil, un parque o la propia casa’, añade Alarcos.
Las profesoras Susana Núñez (fisioterapia en la UAH) y Cristina Serrano (educación especial en el centro adscrito Cardenal Cisneros) señalan que la detección precoz es muy importante porque determinadas dificultades motoras pueden ser señales de alerta para otro tipo de patologías relacionadas con desfases en el desarrollo.
Alteraciones del desarrollo motor relacionadas con la coordinación, manipulación de psicomotricidad fina, coordinación viso-manual, precisión o tipo de pinza en el agarre pueden ser primeros síntomas de otros problemas de desarrollo de tipo sensorial o cognitivo.
‘Hacer una detección y diagnóstico precoz supone iniciar cuanto antes la atención temprana. Lo motórico no se puede desligar de lo cognitivo, de lo social, de lo emocional; un problema motor puede afectar a cualquier área y no podemos desligar lo uno de lo otro’, indica Susana Núñez.
Las expertas agregan que ‘es muy importante que este tipo de valoración se realice en el entorno habitual del niño, porque así está más cómodo y su comportamiento habitual a través del juego nos puede ayudar a detectar alguna alteración del desarrollo más rápidamente’.
En este momento la investigación se está llevando a cabo en 3 escuelas infantiles (1 en Alcalá de Henares y 2 en Madrid) con 60 niños de edades comprendidas entre los 2 y los 6 años. El proyecto, está financiado por el ‘Programa Estatal de Investigación, Desarrollo e Innovación orientada a los Retos de la Sociedad’, del Ministerio de Economía y Competitividad, está muy avanzado y al final del mismo se pretende crear un sistema experto que, mediante estos juguetes inteligentes, analice los datos y ayude en casa o en la escuela infantil a detectar una señal de alerta y al especialista a avanzar en la búsqueda de un diagnóstico precoz.
La idea es que los juguetes diseñados con sensores sean de tecnología de bajo coste, de ahí que la torre de los cubos se haya realizado utilizando una impresora 3D.
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