Alberto Loranca Gonzalo, Presidente de Nuevas Generaciones de Atienza
Redacción | Jueves 03 de noviembre de 2016
Llevaba tiempo pensando en escribir esto, pero ahora, a raíz de unas declaraciones recientes de la señora Bescansa, he explotado. Ya está bien.
Señora Bescansa, verá usted, mis padres tienen 72 y 74 años e, indudablemente, tanto en diciembre como en junio votaron al PP. Y no vacilaron ni un momento a la hora de hacerlo.
Verá usted, mis padres, a diferencia de usted, señora Bescansa (que es hija de uno de los mayores empresarios farmacéuticos de España), nacieron de sendas familias muy humildes.
A diferencia de usted, que prácticamente en su vida ha dado un palo al agua (permítame no incurrir en la indecencia de comparar su jueguecito de adoctrinamiento en Somosaguas con una vida de esfuerzo de verdad), llevan trabajando desde niños. Desde niños quiere decir que a mi madre le mandaron a servir con 12 años, y a mi padre, a los 11, a plantar pinos (un duro trabajo que conocen muy bien los hombres de aquellos tiempos de la Sierra Norte de Guadalajara).
Mi padre se jubiló con más de 50 años cotizados para llenar unas arcas del Estado que le han permitido a usted cobrar su sobredimensionado sueldo de diputada.
Mi madre no cotizó tantos, porque cuando nacieron mis hermanas dejó de cotizar (que no de trabajar, pues, aunque fuese en labores domésticas nunca ha dejado de currar como una jabata). Y no hizo nunca el circo con ellas, como hizo usted en el Congreso hace unos meses. Luego, cuando nací yo, volvió a ponerse a trabajar fuera de casa para poder alimentar la nueva boca.
Mis padres han vivido una posguerra, una dictadura, gobiernos en democracia de izquierdas, de centro y de derechas. Han ‘degustado’ todos los sabores políticos que podían saborear, y si ahora eligen al PP es porque -después de las experiencias vividas- es la que ‘sabe’ mejor.
Mis padres han experimentado en carne propia lo que es la pobreza, y no la demagogia barata que predican ustedes sólo para obtener un puñado de votos que les permitan contar con un sueldo pagado entre todos. Mis padres siempre cuentan que para cenar todos los días (¡de cenar todos los días!) tenían judías con tocino; y en Nochebuena, un par de arenques asados.
Gente como ellos han sacado un país adelante para que usted pueda disfrutar de todos los privilegios que nuestro Estado del Bienestar le permite.
Así que el día que usted le llegue a la altura de los zapatos de autoridad moral a mis padres, les dice usted, señora Bescansa, si deben o no votar y qué deben o no votar.
Yo, mientras tanto, no dejaré de agradecerles que piensen en el futuro de sus hijos y nietos no votando a ideas que, está históricamente demostrado, nunca han generado bienestar y progreso; como las suyas, señora Bescansa.
Alberto Loranca Gonzalo
(Presidente de Nuevas Generaciones de Atienza)
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