Como tiene por costumbre desde hace años con todos los mayores que llegan al siglo de vida, el Ayuntamiento de Sigüenza hizo entrega de una placa en reconocimiento de su trayectoria vital de un ramo de flores y de un detalle
Redacción | Viernes 03 de marzo de 2017
El pasado día 22 de febrero, doña Petra Terrel cumplió cien años. Por este motivo, y como hace con todos los mayores que cumplen el siglo de vida desde hace años, una delegación municipal, encabezada por la concejala de Bienestar Social, Charo Toro, le hizo entrega de una placa conmemorativa, en reconocimiento de su trayectoria vital. “Petra forma parte de una generación sacrificada, que lo dio todo, a cambio de muy poco, y que contribuyó con su trabajo a hacer de nuestro país lo que es hoy. Sin ellos, sin aquella generación esforzada y callada, el bienestar que ha venido después hubiera sido posible”, afirma la concejala.
Petra Terrel nació en Ures, en 1917. Se casó con Félix Lluva, vecino de Palazuelos, en el año 1941. Se hicieron novios antes de la Guerra, pero Félix, cinco años mayor que Petra, pasó tres años en la mili, y otros tres en el frente. Cuando por fin volvió a al pueblo, sano y salvo, retomaron su relación, y se casaron. Curiosamente, Félix y su hermano mayor sobrevivieron los dos a los avatares de la Guerra, de batalla en batalla, pero sus padres y una vecina murieron en un bombardeo, en la misma puerta de su casa, desmotando judías.
El matrimonio vivió largos años de trabajo duro, pero llenos de felicidad, en Palazuelos, dedicados a las labores del campo, con el añadido de que las mujeres de la época trabajaban igual que los hombres en el campo, pero habían de seguir su jornada laboral cuando llegaban a casa. Tuvieron dos hijos. La primogénita murió al poco de nacer, víctima de una entonces incurable enfermedad. En el año 1944 nació Félix Lluva Terrel, que les dio dos nietos.
El matrimonio siempre contó con el apoyo de su familia, junto a la que vivió en Guadalajara desde que Don Félix cayera gravemente enfermo. Doña Petra, hoy delicada de salud, mantiene su buen humor y la preocupación constante por su familia y por sus bisnietos, que la adoran. Todos estuvieron presentes cuando la cumplió cien años.
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