En un salón de actos repleto, e introducido por la cronista oficial de la ciudad, Pilar Martínez Taboada
Redacción | Jueves 18 de mayo de 2017
Julio Robisco ha presentado en Sigüenza su libro 'La Toma del Alba'. Nacido en Madrid, pasó su infancia y adolescencia en la ciudad del Doncel. Abogado de profesión, hasta la fecha ha publicado seis libros, cuatro de ellos de poesía: 'Conversación de Mesa Camilla', publicado por la Asociación Cultural Independiente (Sigüenza); 'Cartas de Navegación Humana', por la editorial CELYA (Salamanca); 'La noche más larga' y 'Los días del verano', publicados por Huerga & Fierro editores (Madrid); además de dos libros de narraciones donde se refleja el latido que pulsa la vida de varios protagonistas que tienen como testigos la angustia y el curioso sol de sus versos. El primero de ellos, cuyos personajes son reclusos, se titula 'Las cadenas rompiéndose', editado por Rabioso Juguete (Madrid).
En el segundo los autores de los poemas son enfermos mentales cuyo título 'Locos por la libertad' ha sido editado por Buena Tinta (Madrid).
El autor fue prologado en su presentación por la cronista oficial de Sigüenza, Pilar Martínez Taboada. “Sigüenza se mete en las almas que llegan a su vera como agua por la tierra seca; y las incendia con un fuego que el aire aviva. Sigüenza es agua para la sed de belleza; tierra donde enraíza la vida del forastero; fuego en las palabras que escoge para cantarla; y aire que transporta los elogios a los cuatro puntos cardinales del mundo”, dijo la cronista. Además, también le acompañaron en la mesa Juan Antonio López, poeta y actor, que recitó algunos de los versos del libro, así como el editor Antonio J. Huerga (Huerga & Fierro).
Y es que precisamente agua, tierra, fuego y aire son los cuatro elementos de la naturaleza, que desde la Antigüedad preocuparon a los filósofos e inspiraron a los poetas, son los protagonistas del libro. 'La toma del alba' está escrito en tandas de diez poemas dedicados a esos cuatro elementos, con fragmentos en prosa en los que el autor realiza un sentido homenaje a un ramillete de poetas de talla universal, algunos de los cuales también alcanzaron la fama con sus obras en prosa.
Cuando habla del agua, Robisco traslada al lector a la Sevilla del siglo XVII en la que hace coincidir a orillas del Guadalquivir a Shakespeare y a Cervantes. Una ciudad a las que llegaban los barcos de América con su vivificada carga de oro. En uno de ellos, el año 1616, llegó la noticia de la muerte del Inca Garcilaso. Año en el que también fallecieron los autores de El Quijote y de Hamlet.
Tras los versos dedicados al fuego, el poeta habla de una de las escritoras más famosas del Siglo de Oro, olvidada injustamente por muchos, Sor Juan Inés de la Cruz, en la que se unía la sangre vasca con la azteca. La mezcla ardía en su interior y se traducía en escritos de todos los géneros, considerados algunos de ellos como elevados ejemplos de la literatura en castellano.
Cuando habla del aire recuerda que en el momento en que San Juan de la Cruz oyó hablar a Santa Teresa respiró un aire nuevo que le alzó hasta la altura de la mística. A continuación cuenta que, en 1577, ambos coincidieron, sin verse, en el Toledo de El Greco. Y allí en un momento en que los dos eran perseguidos, se vieron impulsados por ese aire nuevo a las cotas más altas de la mística española, plasmando sus experiencias ella en 'Las Moradas' y él en su 'Cántico Espiritual'.
Y, finalmente, cuando habla de la tierra, Robisco cuenta la prisión y muerte de Miguel Hernández, el poeta de la tierra, del niño yuntero, a causa de un regalo que le hiciese su amigo Vicente Aleixandre.
En algunos de sus libros, como es el caso, Julio Robisco, sabedor del esfuerzo que supone para muchos lectores leer poseía, alterna páginas cuajadas de versos, con otras escritas en prosa, en las que acerca las claves de sus versos. “Es esta simbiosis personalísima de verso y prosa lo que hace singular el estilo de Julio y enriquece sus obras”, valoró la cronista. El salón del Centro Cultural El Torreón se llenó para la ocasión. El alcalde de Sigüenza, José Manuel Latre, quiso también acompañar al poeta en su presentación.
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