GUADALAJARA

Un equipo internacional de arqueólogos excava en el interior del castillo de Molina

Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Reading y la Universidad de Granada investiga el interior del recinto amurallado del Castillo de Molina

Jueves 27 de julio de 2017

Es el tercer año consecutivo que el equipo internacional, formado por nueve arqueólogos y estudiantes de la Universidad de Reading (Reino Unido) y la Universidad de Granada, regresan al interior de esta fortaleza, a pesar de que no corren buenos tiempos para la arqueología en nuestro país y de los recortes que las campañas arqueológicas han sufrido en Castilla-La Mancha.


Los resultados de las prospecciones geofísicas con magenotómetro realizadas el año pasado en este recinto amurallado obtuvieron unos resultados muy interesantes, mostrando estructuras enterradas, e incluso superpuestas, correspondientes a distintas fases de ocupación, que podrían arrojar información muy interesante sobre la historia de este emplazamiento, que ha ocupado una posición estratégica de frontera a lo largo de los principales episodios de la historia de la Península Ibérica.

Sin embargo, en esta ocasión, los trabajos arqueológicos sólo han durado una semana por falta de financiación. Y es que, tal y como explica el director de la excavación, Guillermo García-Contreras Ruiz (Universidad de Granda), a pesar de tratarse de un proyecto internacional, sólo han recibido financiación por parte de la Society of Antiquaries of London para realizar la excavación, y la fundación IMAGINE, que ha becado a cuatro estudiantes de la Universidad de Reading (Inglaterra) para que pudieran viajar a Molina a participar en la campaña, además del apoyo y colaboración permanente tanto del Ayuntamiento de Molina de Aragón como del Geoparque de la Comarca de Molina-Alto Tajo,

El alcalde de Molina, Jesús Herranz, y el gerente del Geoparque, Juan Manuel Monasterio se trasladaron al yacimiento para conocer de primera mano los resultados de los trabajos. Durante esta semana, han intervenido sobre dos áreas distintas con el objetivo de verificar los resultados del georadar. Las excavaciones han levantado los rellenos superficiales hasta llegar hasta lo que parece ser una ocupación doméstica de época bajomedieval, quizás del siglo XIV . “También tenemos una pequeña zona de incendio, no sabemos si es un hogar; mucha ceniza, muchísimos huesos de animales depositados en lo que parece ser un hoyo excavado en el terreno, que podría ser una especie de basurero, y uno de los muros de la vivienda”, comenta el director de las excavaciones.

Sobre el terreno, el alcalde de Molina manifestó la importancia de estas investigaciones para la ciudad de Molina, en la medida en la que podrían rescatar una parte importante de la historia del municipio y dotar de contenido un extenso espacio intramuros del castillo que hoy se presenta vacío para el visitante. Por ello, manifestó que “el Ayuntamiento de Molina va a potenciar estas excavaciones, bien directamente con unas partidas que se incluirán dentro de su presupuesto municipal, o buscando también financiación a través de un convenio con otras universidades españolas”. En este sentido, el primer edil recordó que el Ayuntamiento presentó un proyecto a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha para financiar estos trabajos que fue denegado y expresó que iniciativas tan importantes como ésta no deberían permanecer a la espera de una decisión del Gobierno regional: “Entiendo que tienen limitaciones presupuestarias, como todo el mundo, pero no podemos esperar a ver si nos toca, porque es importante”, afirmó.

Hoy por hoy, la falta de recursos está condicionando el avance de los trabajos y las campañas tienen que adaptarse a la disponibilidad presupuestaria de cada año. Durante estos tres últimos años, según García-Contreras, los trabajos se están centrando en realizar “pequeños sondeos” en las distintas zonas del castillo, e incluso fuera, en las terrazas de cultivo de la ladera o en las huertas irrigadas del fondo del valle, con el objetivo de conocer la estratigrafía del terreno y el tipo de restos que se pueden encontrar. Con ello, afirma el arqueólogo, se pretende dejar el camino preparado para el momento en que la financiación permita abordar investigaciones más amplias y “se genere algo de manera estable en el castillo, en forma de parque arqueológico o al menos de excavación continuada en el tiempo que permita ir recuperando todo ese pasado de la fortificación”.


Los objetivos del proyecto


Este proyecto internacional pretende estudiar las diversas transformaciones paleoambientales y ecológicas que se produjeron con la conquista cristiana entre los siglos XI y XIV en varios lugares de Europa: “Tenemos varios casos de estudio en el sur de Francia, Portugal, España, Granada y, aquí en Guadalajara, el caso concreto es Molina de Aragón. La idea es trabajar tanto dentro del yacimiento, de lo que fue la ciudad fortificada, como fuera, en los lagos, en los bosques, etc., para tomar muestras paleoambientales”, aclara.

El castillo de Molina de Aragón, según explica García-Contreras, presenta unas condiciones idóneas que no tienen otros lugares de la provincia, ni del centro de la Península Ibérica: “Primero, porque ha habido excavaciones con anterioridad, con lo cual ya conocíamos las fases de ocupación y segundo, porque existe mucha documentación escrita de época relativamente temprana, tanto en el momento de la Conquista en el siglo XII, como luego en entre los siglos XIII y XIV o en los momentos en los que perteneció a la Corona de Aragón con lo que podíamos montar un proyecto de investigación en el que nos centrásemos en los aspectos paleoambientales y paleoecológicos sin tener que partir desde cero en lo que a los estudios históricos se refiere”.

Además, según el arqueólogo, este complejo ofrece un “potencial enorme” que sobrepasa el proyecto en sí, tanto por las dimensiones del yacimiento, como por su relevancia histórica.


La importancia de ser Geoparque


Los geoparques no sólo hablan de Geología. Los elementos geológicos relatan infinidad de historias sobre el pasado de la tierra, pero también sobre las comunidades humanas que se han asentado en ella a lo largo de su historia, su cultura y tradiciones.

Tal y como explica el director de las excavaciones todas las actividades desarrolladas por el ser humano, desde la agricultura, la ganadería o incluso la minería, dejan una huella en el suelo que puede ser estudiada a través de análisis de polen, de micromorfología de suelos, de estudios geoquímicos o bioarqueologicos o de otro tipo de análisis de laboratorio: “Eso refleja muy bien cómo se producen las transformaciones sociales, porque cada sociedad gestiona el medioambiente de una manera distinta. Nosotros estudiamos la sociedad a través de las relaciones que establece con la naturaleza y por eso es tan importante extraer muestras paleoambientales”, afirma García-Contreras.

El Geoparque supone un valor añadido para el equipo de investigación, según el arqueólogo, no sólo porque la UNESCO haya reconocido a nivel mundial la importancia de su patrimonio geológico, sino porque sus investigaciones pueden dotar de una dimensión histórica a esos valores geológicos y naturales: “Es importante para nosotros, pero también para otros arqueólogos que están investigando dentro de la comarca, como María Luisa Cerdeño, Jesus Arenas o Julián Ortega, entre otros, para que entre todos lo vayamos dotando de contenido diacrónico, es decir, que le demos esa dimensión histórica a partir de la cronología de la evolución del Geoparque con todas las actividades humanas que han ocurrido aquí”, explica.

En este sentido, indica el investigador, estos trabajos no sólo tratan de completar la pieza concreta del puzle de esta investigación internacional sobre lo acontecido durante un periodo en el que la dominación feudal y cristiana se impuso en Europa, sino que lo que se pretende es que tengan también un beneficio social y que como fruto de estos trabajos se pueda relatar la historia de una zona del castillo en la que hoy no existen más que los restos de una antigua iglesia románica: “El castillo de Molina de Aragón, además de la torre en la cima del cerro, tiene una parte que es la Alcazaba y otra que se conoce popularmente como albacar, que es una enorme zona que hoy en día se presenta vacía. Hay que pensar que en el siglo XII ésta era la ciudad fortificada y donde hoy está Molina, lo que es la parte llana de la ciudad, va a ir creciendo conforme van pasando los siglos”.

Estas investigaciones, según el arqueólogo, podrían repercutir en la sociedad de dos maneras: “Primero en que los molineses conozcan su pasado, que es muy importante para generar identidad y sentimiento de comunidad, pero también aportando el conocimiento histórico para dotar al castillo de un nuevo recurso a visitar por parte de los turistas que ya no estarán de paso una hora por el castillo, sino que tendrán que dedicar un día completo al tener más cosas que ver y conocer”.

No obstante, tal y como explica García-Contreras, este proyecto no sólo permitirá contar la historia de este yacimiento en concreto, sino comprender lo que supuso la conquista de un territorio que anteriormente era musulmán; el periodo en el que fue un señorío de la familia de los Lara; cómo se convirtió en Real Señorío de Molina; los cambios debidos a su dependencia de la Corona de Aragón o su situación como territorio fronterizo: “Hay que pensar que esta zona fue frontera en época islámica; en época cristiana entre los propios cristianos, entre las Coronas de Castilla y Aragón; y andando en el tiempo, ha sido frontera en la época Napoleónica, en la época Carlista y en la Guerra Civil. Se trata de conocer a través de un caso de estudio, no sólo en el caso local, sino generalizar e intentar saber qué es lo que ocurre en el centro de la Península Ibérica en distintos periodos de nuestra historia”, concluyó el director de las excavaciones.


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