CULTURA

El concierto de Breogán Prego y José Antonio Vega homenajea a las compositoras y a los vihuelistas en Sigüenza

Redacción | Miércoles 22 de octubre de 2014
El recital de guitarra y voz puso el broche de oro a la presentación del Centro de Interpretación del Románico en la Iglesia de Santiago

Breogán Prego y José Antonio Vega interpretaron ayer un concierto de guitarra y voz en el que repasaron fundamentalmente, aunque no solo, música del Renacimiento. Con él, pusieron el broche de oro a la presentación del futuro centro de interpretación de la Iglesia de Santiago.

El recital estuvo basado en el disco de Breogán Prego Cuando las piedras eran tañidas, con otras obras añadidas. Las primeras dos fueron composiciones femeninas. “A partir del siglo XII encontramos obras excelentes de mujeres, cuya autoría fue distorsionada e incluso atribuida erróneamente a hombres”, explicó Breogan Prego poco antes de comenzar el concierto.

Afortunadamente, los estudios musicológicos de los últimos 150 años van poniendo las cosas en su sitio, recuperando este legado. “Nos parece labor de obligado cumplimiento mostrar el patrimonio musical de estas autoras que bien puede decirse que no contaron con el apoyo institucional de su época”, valoró el músico. A ellas estuvo dedicada la interpretación del Preludio sobre A Chantar M’er de Beatriz de Día.

Además, el concierto repasó la obra de varios vihuelistas españoles del Renacimiento. “Sentimos un gran amor por la música del siglo XVI. La obra de los vihuelistas, que en mi opinión es una de las épocas doradas de lo que se ha compuesto en la península, no ya en ese siglo, sino a lo largo de toda la historia, es además una de las muestras más relevantes del Renacimiento, también a nivel europeo”, explica Breogán.

La música del Renacimiento quizá no ha tenido aún la difusión que otras épocas posteriores, “por eso hemos querido mostrar que tiene una energía, y una cantidad de matices y de emociones aún desconocidas por el gran público”, añade el guitarrista. El homenaje llegaba en la “ciudad de la vihuela”, en la que ha habido “conciertos memorables” en los últimos años.

El concierto de Santiago estuvo alentado por el mismo espíritu que el disco Cuando las piedras eran tañidas. “Mi mujer es restauradora. Ha tenido la oportunidad de trabajar con pinturas murales antiguas, y de su mano he conocido rincones magníficos, lo que me ha hecho valorar de una forma especial el arte, en su integración con la arquitectura”, explicaba ayer el intérprete.

De esa relación con las iglesias “que fueron lugar de reunión social, donde se celebraban las alegrías y las penas, e incluso donde los agentes sociales se reunían para tomar decisiones”, y de la sonoridad “especial” que tienen, nació el disco. “Quise hacer fotografías sonoras que mostraran lo que yo siento al tocar el repertorio renacentista intramuros, y no en un estudio de grabación inocuo donde se pierde la magia”.

Guitarrista y barítono estuvieron muy a gusto en la ciudad y en la Iglesia. “Hemos tocado sintiendo la libertad de dejar fluir y disfrutar de la música en Santiago. Como edificio, es una maravilla. Estamos orgullosos de haber podido contribuir al proyecto de recuperar la iglesia. Somos partidarios de todo aquello que signifique recuperar patrimonio”, termina.

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