Trabajadores, voluntarios y participantes de Cruz Roja Española en Guadalajara han rendido a las doce del mediodía de hoy un cálido y sentido homenaje a la cooperante española del Comité Internacional de la Cruz Roja asesinada ayer en Afganistán.
Mar Camarillo Toquero, Secretaria Provincial de la Institución, ha leído un manifiesto que el presidente de Cruz Roja Española, Javier Senent, ha querido compartir. “Hoy es un día muy triste para la familia de la Cruz Roja. Nos reunimos para condenar de la manera más enérgica posible el ataque sufrido por nuestra compañera Lorena Ebredal ayer en Afganistán. Lorena trabajaba en uno de los siete centros de rehabilitación que el Comité Internacional de la Cruz Roja tiene en Afganistán, y que desde hace décadas presta un apoyo valioso e imprescindible a personas con discapacidad. Sus compañeros recordarán siempre a Lorena por la alegría y energía con la que desarrollaba su trabajo de fisioterapeuta, como una persona profundamente comprometida y defensora de la igualdad de derechos de los niños y niñas con discapacidad. Creía que una de las claves de su trabajo era la calidez, y desde Cruz Roja Española no podemos estar más de acuerdo con esta máxima. Lorena ha sido un ejemplo de solidaridad y calidez con las personas vulnerables. Lamentablemente una vez más vemos cómo los voluntarios y trabajadores humanitarios son atacados. La semana pasada Lukudu Kennedy, conductor del CICR, fue asesinado en Sudán del Sur. Condenamos enérgicamente estos ataques recurrentes a la labor humanitaria, que hacen que nos reafirmemos cada vez más en nuestros principios y nuestro compromiso con las personas con las que trabajamos. Nuestro corazón está hoy con la familia, amigos y compañeros de Lorena Ebredal, a quienes queremos transmitir nuestras condolencias y todo nuestro cariño. Descanse en Paz”.
Tras estas palabras, se ha guardado un minuto de silencio al que le ha sucedido un espontáneo aplauso.
El Comité Internacional de la Cruz Roja está profundamente consternado por el fatal disparo que recibió el lunes una de sus fisioterapeutas en Afganistán.
Lorena Enebral Perez, ciudadana española de 38 años de edad, se encontraba en el centro de rehabilitación que el CICR tiene en Mazar-e-Sharif cuando un paciente, aparentemente, disparó contra ella. El trabajo de Lorena consistía en ayudar a niños, mujeres y hombres que han sufrido una amputación o que padecen alguna otra forma de discapacidad a aprender a caminar nuevamente o a alimentarse por sí solos.
“Lorena, con toda su energía y alegría, era el corazón de nuestra oficina en Mazar. Hoy estamos devastados”, dijo la jefa de la delegación del CICR en Afganistán, Monica Zanarelli. “Lorena era una fisioterapeuta competente y atenta que prestaba asistencia a los pacientes, especialmente a niños. Las violentas fluctuaciones de la vida hoy nos parecen particularmente crueles.”
Los colegas recuerdan a Lorena por su gran sonrisa y su actitud radiante, y como una profesional dedicada a su trabajo y a sus pacientes. Las autoridades afganas han notificado al CICR que el hombre armado ha sido arrestado.
La labor de rehabilitación física del CICR en Afganistán ayuda a las personas que han sufrido una amputación o que padecen alguna otra forma de discapacidad a llevar una vida activa mediante rehabilitación física, educación, empleo y deporte. Nuestros siete centros de rehabilitación fabrican más de 19.000 miembros artificiales, brazos y otros dispositivos ortopédicos por año y atienden a cientos de miles de pacientes.
El ataque de muerte contra Lorena se produce luego del que dejó sin vida, en febrero, a seis empleados del CICR en el norte de Afganistán. Otros dos colegas fueron secuestrados en ese ataque. La muerte de Lorena tiene lugar seis días después de la liberación de estos dos colegas, que pasaron casi siete meses en cautiverio, y tres días después de que el conductor de un cambión del CICR fuera atacado de muerte en Sudán del Sur. Esta serie de ataques no solo causa indignación y tristeza a la comunidad del CICR, sino que también deja en evidencia los peligros reales a los que está expuesto nuestro personal en todo el mundo.
El personal del CICR participó este año en una campaña pública para recordarnos a todos que nuestros empleados son trabajadores humanitarios que solo buscan mejorar la vida de las víctimas de las guerras. Hoy repetimos el mensaje de la campaña: los trabajadores humanitarios #NoSonUnObjetivo.