Más de un centenar de personas se reunieron en Maranchón para informarse y valorar las consecuencias que puede acarrear esa instalación
Redacción | Lunes 02 de abril de 2018
Más de un centenar de personas se reunieron el pasado sábado por la tarde en el local de la Asociación cultural “La Migaña” de Maranchón, convocados por la Plataforma Stop Macrogranjas Comarca de Molina de Aragón, cuyos integrantes informaron sobre los efectos que puede tener en el territorio la implantación de la macrogranja de cerdos en Luzón.
Los asistentes procedían en su mayoría del entorno: Layna, Corduente, Maranchón, Villel de Mesa, Mazarete, Luzón, etc. En un primer momento estaba prevista la asistencia del eurodiputado de Equo, Florent Marcellesi. Sin embargo, tuvo que anular su viaje a Guadalajara, y por ello envió un mensaje en un vídeo de apoyo a la Plataforma Stop Macrogranjas Comarca de Molina de Aragón.
Posteriormente Alberto Mayor, portavoz de la Plataforma presentó las principales cifras del proyecto de la macrogranja porcina de Luzón, produciéndose posteriormente un animado y en algún momento acalorado debate.
Uno de los puntos más importantes fue el tratamiento de los purines, ya que a pesar de que la granja se ha proyectado en Luzón, una gran parte de los los purines serán esparcidos en el término de Maranchón. Este punto suscitó un vivo debate sobre la utilidad fertilizante que se les atribuye a estos esiduos, frente a los que destacan su gran efecto contaminante.
La capacidad de desarrollo rural y de fijación de población fue otro de los puntos tratados, a cuyo respecto se aportaron datos concretos de algunas experiencias que han tenido en el pueblo de Balsa de Ves (Albacete) cuya población se ha visto reducida a la mitad después de la instalación de una acrogranja.
El proyecto de Luzón no ofrece más que un puesto de trabajo y se valoró de una forma muy negativa la incidencia que pueden tener los malos olores sobre otras actividades como el turismo y, más importante, sobre el día a día de los habitantes. Se diferenció entre los malos olores generados por las balsas de purines de la granja y los resultantes de esparcir los purines sobre los terrenos.
La defensa de algunos de los participantes de la ganadería extensiva por su poder de fijar población, producir un desarrollo sostenible, ser más respetuoso con el bienestar de los animales y finalmente por su innegable mejor calidad de la carne producida, frente a la ganadería intensiva, puso de manifiesto el escaso apoyo con el que cuenta la ganadería extensiva por parte de la Administración Central y Regional.
Finalmente se hizo una valoración negativa del “boom del cerdo” a escala global que afecta a nuestra provincia y región con la proliferación de proyectos de macrogranjas como la que amenaza Luzón.
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