CULTURA

La magia de la realidad

Rafa Bernaldo de Quirós | Miércoles 22 de octubre de 2014

El pintor de las ironías, las imágenes dobles, los juegos de palabras y los significados ambiguos, es decir, René Magritte, el autor de obras tan peculiares y reconocidas como El hijo del hombre o Esto no es una pipa fue el gran precursor del surrealismo belga y una de las grandes figuras de este movimiento. Esta semana se cumplen cuarenta y siete años de la muerte de este genio.



René François Ghislain Magritte o, simplemente René Magritte es una de las grandes figuras de la historia del arte y uno de los pintores más conocidos del movimiento surrealista que revolucionó el arte en el siglo XX. Esta semana, el 15 de agosto, se cumplen cuarenta y siete años de la muerte del genio de las imágenes con dobles sentidos y la búsqueda de la realidad mágica.

Magritte nació el 21 de noviembre de 1898 en el seno de una familia comerciante dedicada a la sastrería y ya en 1910 comenzó a realizar sus primeros dibujos; en cualquier caso, si hubo algo que marcó estos primeros años del pintor fue el suicidio de su madre en 1912. Sus primeras pinturas, que datan de 1915, tienen una gran influencia impresionista, influencia que se repetirá en su obra y que daría el toque onírico tan característico de sus obras.

La relación de Magritte con el surrealismo surge en 1923, año en el que entra en contacto con el Lissitssky, László Moholy Nagy, Lyonel Feininger y Paul Joostens, con quien participaría en una exposición en el Círculo Real Artístico.

Otra de las grandes influencias en la obra de este artista fue la de su mujer, Georgette Berger, una amiga infancia que sería su modelo en múltiples ocasiones y que fue uno de los factores de la distancia que hubo siempre entre los surrealistas más activos y un René Magritte que siempre permaneció al margen de las grandes actividades de movimiento surrealista y mantuvo sus ideas y principios al margen de la vanguardia artística.

En 1927, este pintor se trasladó a las afueras de París y acercó su relación con surrealistas como Breton, Arp, Miró y Dalí; aunque Magritte suele estar considerado como una de las figuras del surrealismo, la realidad es que fue uno de los artistas más independientes del grupo, con su propio estilo, el “realismo mágico”, en el que encontramos facetas surrealistas como la ironía y las imágenes dobles, pero también características propias que hacen que sus obras resalten y se desmarquen de ese movimiento activista del siglo XX como los encuentros opuestos, el onirismo y las raíces en el impresionismo con sus atmósferas. Finalmente, en 1930, la familia Magitte volvió a Bélgica hasta el final de sus días.

Magritte tuvo una carrera artística plaga de exposiciones individuales y colectivas en salas de Bruselas, Estados Unidos o París que dedicó su vida a la pintura; en los años 40, retoma el impresionismo, dando lugar a algunas de sus obras más conocidas; a su vez, se acercó al fauvismo, pero como no consiguió ganarse al público, lo abandonó. Más adelante, en los años 50 y 60 se dedicó a la pintura mural por encargo en Bélgica.

Cuando hablamos de Magritte hablamos de ironía, de debate, de juegos de palabras y significados y la subversión de valores. Actualmente, Magritte continúa siendo uno de los iconos del surrealismo con imágenes mitificadas que explican y representan la “imagen doble” del surrealismo cargadas de una atmósfera de extrañamiento y misticismo. Magritte es sinónimo de sus obras, Magritte es el pintor que hace pensar en la realidad, la pictórica y la nuestra, es el pintor que propone plantearse cuánta realidad hay en la obras, qué cuentan y qué no, el pintor de las ausencias y del observador que acecha la mágica realidad. El Realismo Mágico es el rol de René Magritte, el hueco entre el pintor belga y un surrealismo sin automatismos psíquicos.

La magia de la realidad se encuentra en los zapatos que no son zapatos, los estereotipos que no los son o las pipas que no son pipas,…, son el dibujo de la pipa; Magritte nos traslada a un mundo que se plantea con ironía qué vemos y qué no, qué es real y qué no, donde están los límites entre el realismo y la magia.

Cuarenta y siete años después, las obras de Magritte siguen provocando el pensamiento y el debate en el público, las obras de Magritte son un icono artístico tan amplio que se ha convertido en el eje turístico y cultural de Bruselas, donde podemos entrar el Museo Magritte o el Museo René Magritte, espacios en los que descubrir, redescubrir y pensar, debatir sobre la realidad y el lienzo en la búsqueda de una magia que nos traslada a las emociones y un mundo en el que todo es susceptible de fallo y en el que la realidad y la mentira, el sueño y la manipulación se confunden.


Noticias relacionadas