GUADALAJARA

Cáritas Sigüenza-Guadalajara lanza su Campaña de Navidad bajo el lema «Todos tenemos un ángel, especialmente en Navidad»

Cáritas Sigüenza-Guadalajara invita esta Navidad a ser ángeles que se movilizan para proteger, servir y defender la dignidad de los más pobres

Redacción | Lunes 16 de diciembre de 2019
Bajo el sugerente lema “Todos tenemos un ángel, especialmente en Navidad”, Cáritas Diocesana Sigüenza-Guadalajara lanza su Campaña de Navidad 2019 con el objetivo de movilizar a las comunidades cristianas y a toda la ciudadanía a actuar ante las circunstancias de precariedad y soledad de las personas más vulnerables, siendo capaces de despertar a ese ángel que todos llevamos dentro, capaz de conmoverse y sentir el dolor y el sufrimiento de los demás.
Ángeles que se movilizan y colaboran

Esta llamada a la acción concreta a ser ángeles que se movilizan para proteger, servir, amar y defender la dignidad de los más pobres y vulnerables pretende, además, ampliar la base social de donantes de Cáritas. Para ello, la Campaña de Navidad invita a sumarse a la legión de mensajeros de solidaridad que, bien como donantes o como voluntarios, sostienen las acciones que lleva a cabo Cáritas a través de la acogida, atención, acompañamiento y promoción.

Los nuevos pesebres olvidados.-

En este tiempo de Navidad, Cáritas pone el foco en la vigencia del pasaje evangélico de la Natividad que se encarna en aquellos que siguen naciendo en pesebres olvidados en todos los rincones del mundo, de nuestras propias parroquias, de cada barrio, y de todos los pueblos.

La nuestra es una sociedad siempre necesitada de escucha, de ternura, de acompañamiento. Cada uno hemos sentido alguna vez cerca a alguien especial, que en un momento difícil o decisivo de su vida le ha hecho sentir comprendido o acompañado. Y todos hemos tenido un ángel, que nos ha ayudado a recuperar la esperanza, a disipar las incertidumbres y a permitirnos traspasar nuestros límites y fronteras.

Todos llevamos dentro ese ángel capaz de conmoverse, de sentir el dolor y el sufrimiento de los demás, de acercarse a aquellos entre los que eligió nacer Jesús en un establo de Belén: los más pobres, los descartados, los que viven en los márgenes de los caminos.

Son estas personas frágiles y vulnerables, excluidas de todos los modelos sociales que han recorrido la historia, los preferidos de Dios para anunciar la salvación. Hablamos de las familias desahuciadas, las mujeres, maltratadas, las personas sin hogar, los inmigrantes que están lejos de sus países de origen, las víctimas de la trata de personas, los ancianos solos, los enfermos más débiles y dependientes, los desempleados y los trabajadores pobres, los niños desprotegidos o los jóvenes sin expectativas de futuro.

Ellos y ellas nos exhortan a ser ángeles acogedores y sensibles al amor, ese ingrediente que es capaz de transformar el corazón y cambiar esos modelos de vida que los deshumanizan y los expulsan.

Ángeles para revertir la «sociedad desvinculada»..-

En un escenario social caracterizado, como alerta el VIII Informe FOESSA presentado en junio pasado, por una sociedad cada vez más desvinculada y aquejada de cierta “fatiga de la solidaridad”, la propuesta de activar ese ángel individual que llevamos dentro puede ayudar a conseguir que las personas, inmersas en un mundo que promueve el individualismo, se conviertan en una comunidad auténticamente acogedora que facilite el pleno acceso y la participación de los más vulnerables.
Ángeles que «miran la realidad con profundidad»

Comprometerse en la acción de Cáritas significa, también, en este tiempo de Adviento, “volver a Jesús, portador de Buena Noticia para un mundo que desespera. Porque la invitación de Cáritas a ser ángeles “nos convoca proféticamente a saber mirar la realidad con profundidad, con ojos de fe y corazón afectado”.

Y es que si todos tenemos un ángel, especialmente en Navidad, en nuestras manos está responder a la llamada a “sembrar esperanza, ofreciendo caminos nuevos de vida, empujando e iluminando, en medio de tantas oscuridades”. Ese ángel está tanto “en muchos gestos de personas samaritanas” como “en la capacidad de alegría, de resistencia y de solidaridad de tantos empobrecidos que luchan día a día con dignidad, y en nosotros cuando vamos descubriendo su rostro desfigurado por el dolor en el hermano, dejándonos afectar y sacando lo mejor de nosotros mismos”.

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