Redacción | Miércoles 04 de marzo de 2020
La portavoz del grupo, María José Pérez Salazar, ha puesto de manifiesto que no cabe el progreso de un país y de la democracia sin un desarrollo cultural significativo. No hay inversión más urgente, y a la larga más rentable, que aquella que se haga en el ámbito cultural y educativo, pues ello fomenta y estimula el desarrollo del individuo en tanto ser capaz de decidir en libertad sobre lo que le afecta, y por otro lado, motiva su participación afectiva en el desarrollo democrático de la comunidad a la que pertenece. Desgraciadamente, para el señor Blanco y su grupo, la cultura ha pasado a ser una cuestión secundaria dentro del conjunto de las necesidades que se plantean en la vida del municipio.
Para Pérez, las prioridades de un Gobierno debería centrarse en incrementar cualitativamente la capacidad de gestión de la administración local, elevando sensiblemente la atención hacia nuevas necesidades sociales, acelerando la iniciativa de la sociedad civil, desarrollar políticas de generación de equipamientos culturales y promover una participación ciudadana más activa en la vida cultural desde entidades asociativas y colectivos de ciudadanos que se preocupan por el desarrollo cultural y del progreso de la ciudad. Sin embargo y para desgracia de todos, estos no son los objetivos del gobierno de Blanco.
Es intolerable que un gobierno trate con este desprecio a la cultura y a sus excelentes profesionales, a las cuales les ha resultado muy desagradable tener que recurrir a los medios de comunicación a denunciar la situación por la que atraviesan, pero no les ha quedado otra alternativa puesto que la
Concejala responsable del área, Susana Santiago, no tiene tiempo para atenderlas y poner fin al problema que arrastran desde hace meses.
Izquierda Unida considera que desde que José Luis Blanco gobierna, Azuqueca de Henares vive sus peores años. Un Gobierno que sube impuestos, que no mejora los servicios, que despilfarra el dinero de los contribuyentes en menesteres que les proporciona un puñado de votos y que lamentablemente,
trata a la cultura como si de un simple suministro se tratase.
Es el patrón general de grandiosidad, de la necesidad de admiración y de falta la de empatía. Se cree especial y único, exige una admiración excesiva cuando él solo desprecia al resto, es pretencioso e impone actitudes arrogantes y soberbias porque considera que en eso se sustenta su mayoría absoluta, en imponer y no en dialogar.
Desde la formación a la que representa, María José Pérez, traslada todo su apoyo al colectivo perjudicado y lamenta que Blanco le reste importancia al significado de cultura y desprecie el trabajo de estas excelentes profesionales con las que cuentan los talleres municipales, cuando son ellas las que, a pesar de llevar cuatro meses sin percibir sus salarios y alguna haya sido vetada por reivindicar sus derechos laborales, son las que hacen cultura a diario y la trasladan al conjunto de la ciudadanía.
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