Desorejó a su lote con dos faenas de sentimiento en las que estuvo muy quieto, como siempre
Curro de la Casa puso ayer La Isla de Trillo patas arriba después de desorejar a su lote, dos novillos extraordinarios, sobre todo el segundo, de la ganadería de Los Rodeos (Cardeña-Córdoba). El chaval de Alaminos y Fuentelsaz estuvo importante, también con el capote pero sobre todo con la muleta, en dos faenas en las que sacó todo lo que tenían sus enemigos, que no era poco. En su primero, de nombre Desalmado, hizo dos zapatías con el capote en el tercio de banderillas que ya levantaron los aplausos del público. Curro estuvo valiente con el capote protagonizando algún susto, que afortunadamente se quedó en eso. “Ha sido un gran novillo, de muchísima calidad y de esos que no se ven cada día, al que quizá le haya faltado sólo un poquito de fuerza. Enhorabuena al ganadero”, decía siempre con la modestia por bandera el chaval, después de cortarle las dos orejas a su enemigo. Para la galería un par de pases de pecho realmente meritorios y su quietud habitual en el recibo.
En su segundo, de nombre Catalán, y antes de que se viera lo mejor de la tarde, el banderillero Jesús Carreño puso un par extraordinario que le hizo salir a saludar a la afición. “Este ha sido incluso mejor que el primero. Ponerse delante de un novillo así no es fácil, pero creo que he conseguido romper, he disfrutado un montón delante de él. Me alegro que haya sido en Trillo. Agradezco al Ayuntamiento, a la Comisión de Festejos y a los concejales su apoyo. Cada vez que se ha organizado un festejo taurino en este pueblo, han contado conmigo. Siempre guardaré en mi corazón el apoyo que Trillo me ha brindado”, decía después de pasear, junto al mayoral de la ganadería Los Rodeos, las dos orejas y el rabo de su enemigo.
Mario Diéguez ha hecho buenas cosas con la muleta, pero estuvo mal con el acero. Mató a su primero de una media efectiva con descabello, después de torearlo descalzo, que le valió una oreja. “He disfrutado muchísimo con la muleta. Hacía tiempo que no me embestía así un toro. Me he tirado con la espada, pero no ha habido suerte. Se ha escondido demasiado tiempo el daño que realmente llevaba la estocada. Son gajes del oficio”, decía al finiquitar a su primero.
En el cuarto de la tarde, segundo de Mario Diéguez hubo de lidiar al sobrero, puesto que el que le había correspondido en suerte se rompió un pata en el caballo. El subalterno, Ricardo Reina, le puso un soberbio par de banderillas al sobrero, pero perdió pie y dio a la afición en susto de la tarde. Sus compañeros hicieron bien el quite y le sacaron del atolladero. Recibió la ovación del público “al albañil se le cae el palustre, y yo he tropezado”, decía con humor instantes después de superar el percance.
Después de lucirse con la muleta, el sevillano se marchó contrariado al fallar con la espada, pero muy agradecido a Trillo. “He disfrutado, como hacía tiempo que no lo hacía, en la cara del toro, y creo he también he hecho disfrutar a la gente. Venía matando bien, pero hoy no hubo suerte, los toros tienen huesos. Son gajes del oficio. Me voy enfadado con mi suerte, porque creo que tenía las orejas cortadas de este novillo extraordinario”, declaró al terminar su última faena.
El valenciano José Expósito sólo se llevó una oreja de La Isla, la que cortó a su primero. “El novillo ha tenido clase, ha servido mucho, pero ha tardado en caer y se ha enfriado la cosa, porque la estocada ha sido buena”, decía al terminar. Su segunda faena tuvo algún detalle, pero el chaval estuvo mal con la espada. “He hecho un esfuerzo en la muleta con las dos manos, pero al final se ha trastocado la cosa”, decía para terminar. Ahora le quedan las ferias de Villa del Prado, Arnedo y Algemesí en Valencia con las que afrontará la última recta de la temporada para resarcirse.