En la presente edición, por fin completamente presencial, la Asociación Bell´Arte Europa ha programado un recital de Brenno Ambrosini, en el que el virtuoso pianista veneciano hizo un maravilloso repaso a cinco obras de enorme dificultad técnica
Redacción | Martes 12 de octubre de 2021
La Asociación Bell´Arte Europa, con el patrocinio del Ayuntamiento de Sigüenza, ha programado la XVI edición del Festival Musigüenza, que por fin vuelve a ser completamente presencial, como recalcaba la concejala de Cultura, Ana Blasco en su presentación del ciclo, además de agradecer el enorme esfuerzo que durante años lleva haciendo esta Asociación para acercar la clásica a Sigüenza.
Precisamente para celebrar la ocasión de reunir al público en un evento presencial de gran nivel musical, ha programado, como primer concierto del ciclo, un recital de Brenno Ambrosini. El virtuoso pianista veneciano también abrió la edición pasada, pero entonces de manera virtual. “Hemos repetido artista, con otro repertorio, para que el público pudiera disfrutar de la música en directo, después de que el año pasado, gracias a la Asociación y al Ayuntamiento, se pudiera celebrar el concierto inaugural al menos en la distancia”, señala Bernadetta Raatz, presidenta de Bell´Arte.
“Hay muchas asociaciones que se dedican a presentar programas de música en Sigüenza. La nuestra se dedica a la clásica, que pensamos es la base fundamental de cualquier aprendizaje y educación, para después saber apreciar otras músicas”, señalaba antes del concierto el pianista.
El repertorio recogió algunas de las obras más importantes escritas para piano, de los dos compositores clave del Romanticismo: Franz Liszt y Frédéric Chopin, y del último del clasicismo, como es Beethoven, que abrió las puertas a una nueva época.
El concierto lo abrió la nana, 'Wiegenlied' de Franz Liszt, una de las últimas obras del compositor austro-húngaro, para darle continuidad con la famosa sonata Waldstein, de Beethoven. “Con una obra del último Liszt, una nana, se introducen una atmósfera y una tonalidad, en do mayor, que después se desarrolla en la Waldstein, también conocida como la Aurora, por el último movimiento y por la pedalización, muy atrevida para la época, que introdujo Beethoven”, señalaba Ambrosini.
En la segunda parte del concierto, el pianista tocó 'Recuillement', en prácticamente la misma tonalidad, do sostenido mayor, antes de llevar a cabo una magistral interpretación de la segunda sonata de Chopin, muy enigmática, rompedora de formas, con un último movimiento, sobrecogedor, escrito por Chopin en Mallorca, la conocida 'Marche Funèbre'
“Cada concierto es diferente. Siempre me entrego de la misma manera. Sea en Sigüenza o en el Carnegie Hall de Nueva York, para mi es una gran responsabilidad interpretar la obra de genios ante el público, sea de donde sea. Lo hago con la idea de seguir transmitiendo el mensaje de que hay que sentir la música clásica para probar emociones. No hace falta ser culto, no es elitista. Siempre espero que las personas que vienen al concierto salgan llenas de emociones, en todo su abanico, desde las positivas, a las más grises y oscuras, como la vida misma”, afirmó ayer el pianista.
Las próximas fechas de Musigüenza son el 27 de noviembre, con una tarde de ópera y zarzuela, y el 4 de diciembre, con un dúo de piano a cuatro manos.
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