Redacción | Lunes 06 de diciembre de 2021
Lo cuenta y publica este domingo el periodista Fernando Lázaro en el periódico El Mundo : La ley de la cárcel sigue vigente. Pero el silencio impera y pocas veces se conoce lo que pasa entre rejas, entre internos. La semana pasada le tocó a Patrick Nogueira, el brasileño que cumple condena por asesinar y descuartizar a sus tíos y primos en Pioz (Guadalajara) en agosto de 2016.
Una decena de presos decidió «ajustar cuentas pendientes» con él en la prisión de Puerto III, en Puerto de Santa María (Cádiz), y recibió una importante paliza por la que tuvo que se hospitalizado y atendido de las heridas. Estuvo ingresado cuatro días, según explican fuentes penitenciarias. Posteriormente, fue trasladado de nuevo al centro andaluz, donde permanece en el pabellón de enfermería, alejado del resto de los internos, para evitar nuevas agresiones.
Según explicaron al diarioi El MuNDO fuentes carcelarias, se barajó la posibilidad de trasladarlo a un módulo especial reservado únicamente para presos que estudian. Porque para este perfil de presos que pueden ser objetivo de otros compañeros de talego se suele utilizar el módulo de respeto, donde en teoría cumplen la pena presos de confianza, presos que evolucionan en positivo y presos que pueden correr algún riesgo de sufrir agresiones entre los propios internos.
La dirección del centro abrió una investigación sobre los hechos para tratar de identificar a los autores de la paliza. Saben que fue una decena de internos. Pero allí «nadie sabe nada y nadie ha visto nada», apuntan fuentes penitenciarias. El silencio blinda esta justicia. «Es la ley de la cárcel», insisten estas fuentes. Interpretan que la paliza, una vez que participan tantos internos, sólo puede tener esa lectura.
¿Y quiénes son los que en las cárceles sufren agresiones? Fundamentalmente aquellos que han cometido cualquier tipo de delito violento contra menores o contra mujeres.
Al entorno penitenciario le ha sorprendido esta agresión. «Antes era muy común pero ahora parecía que lo teníamos más controlado y nos lográbamos anticipar», explican estas fuentes. Estos internos «tenían que refugiarse o estar al margen del resto de los presos para salvaguardar sus vidas».
El preso, que mató a sus tíos y sus sobrinos, tuvo que ser atendido de las heridas en un hospital
Lo que ocurre, explican estas fuentes al diario El Mundo, es que los módulos de respeto (que serían de seguridad para este tipo de internos) están llenos de violadores y pederastas. En esos módulos nadie se mete con ellos porque el control es muy fuerte y no puede acceder cualquiera. Y los que cumplen condena en ellos tienen una situación «más cómoda» porque las condiciones de vida son mejores que en el resto de módulos. Además, este tipo de internos mantienen un buen comportamiento. «Es lógico, ya que están alejados de niños y de mujeres, que son sus víctimas», apuntan estas fuentes, que consideran que por este motivo se comportan de manera «ejemplar», lo que les sirve también para obtener antes permisos penitenciarios. Este es el caso del presunto asesino del niño de Lardero (La Rioja).
No obstante, insisten estas fuentes que la reinserción de este tipo de delincuentes sexuales es «prácticamente imposible. Cuando salen vuelven a delinquir y a agredir».
El Tribunal Supremo condenó a tres penas de prisión permanente revisable y una cuarta de 25 años de prisión a François Patrick Nogueira Gouvela por el asesinato de su tío, la esposa de éste, y los dos hijos de ambos (un niño de 18 meses y una niña de tres años y 10 meses), cometidos en la vivienda donde residían, en una urbanización de la localidad de Pioz.
Los hechos se produjeron el 17 de agosto de 2016 cuando Nogueira asesinó a puñaladas a sus tíos Marcos Campos, de 40 años, y Janaina Santos, de 39, y a los hijos de éstos, María Carolina, de tres años, y Davi, en el chalé de Pioz (Guadalajara), donde residía la familia.
Descuartizó los cadáveres de los dos adultos y metió los cuatro cuerpos dentro de bolsas de basura que precintó. Justo un mes después, el 17 de septiembre de 2016, debido a las denuncias de los vecinos por el mal olor que salía de la vivienda, los cuerpos fueron hallados por la Guardia Civil.
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