Redacción | Viernes 11 de marzo de 2022
A las doce la mañana, de forma inexcusable para todo un municipio, que dieciocho años después mantiene vivo el recuerdo de una mañana teñida de horror y terror, se ha vuelto a repetir un momento de recogimiento y silencio solo roto por notas musicales que han permitido a los aloveranos concentrados sentir, si cabe aún más, la tristeza de todo lo vivido.
Para Alovera el 11 de marzo sigue siendo una fecha del calendario que exige tener presente dos nombres, Sara y Begoña, dos vecinas jóvenes con mucho futuro que una mañana más iba a Madrid, iban a forjar un futuro maravilloso, iban en representación de todos a encontrarse con la cara más horrible de la condición humana.
Por eso, desde el Ayuntamiento ni el tiempo ni la lluvia han sido excusa este año para no mantener viva su memoria, para no recordar que quienes se fueron se fueron en parte por todos los nosotros, porque el atentado era dirigido a todos nosotros, pese a que hoy nos faltan ellas junto al resto de víctimas que dejó la mascacre.
Por ello, la Plaza de la Comunidad a las 12 de la mañana ha vuelto a parar su actividad y servir de punto de encuentro delante de la vela a modo de monumento que recuerda a las víctimas de ese 11 de marzo.
De la mano de un saxofinista de la Escuela Municipal de Música de Alovera, Roberto Rioja, se ha interpretado una notas musicales de recuerdo emocionado.
La corporación municipal allí presente con concejales, trabajadores municipales y vecinos ha escenificado el recuerdo emocionado de un municipio ante las velas que se resistían a apagarse pese a la lluvía y las flores que arropaban la tristeza del recuerdo en Alovera.
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