Redacción | Lunes 27 de marzo de 2023
El Ayuntamiento de Trillo ha querido homenajear y agradecer a los cuatro empleados municipales jubilados -o a punto de hacerlo- en la actual legislatura su servicio en favor del municipio de Trillo durante las últimas décadas. Así, Isabel Muñoz Alcalde, Víctor Sacristán Sacristán, Ángel Álvaro Pérez y José Luis Bodega Ochaita recibieron el pasado viernes una cálida despedida de su vida laboral de parte de familiares, amigos y de toda la Corporación municipal.
El Ayuntamiento de Trillo ha querido homenajear a los cuatro empleados municipales que se han jubilado -o están a punto de hacerlo- a lo largo de la actual legislatura. Es el caso de Isabel Muñoz Alcalde, Víctor Sacristán Sacristán, Ángel Álvaro Pérez y José Luis Bodega Ochaita. Entre los cuatro, todos trillanos desde el nacimiento, suman cerca de 150 años de servicio en el Ayuntamiento de Trillo, por lo que el Consistorio acaba de agradecerles y distinguir su labor con un sencillo acto de entrega de condecoraciones que ha tenido lugar en el salón de plenos.
El acto de homenaje tuvo lugar a mediodía del pasado viernes en el salón de plenos de la Casa Consistorial, con la presencia de los cuatro distinguidos, sus familiares y amigos y la Corporación municipal al completo….
Más de 150 años de servicio municipal entre los cuatro
Isabel Muñoz Alcalde ha sido, de los cuatro, la primera en jubilarse. Lo hizo hace ahora casi dos años, se cumplirán el próximo 20 de agosto y después de 31 años de trabajo en los servicios municipales de limpieza. Isabel recuerda que comenzó a trabajar para el Ayuntamiento en 1989. Fue la primera vez y estuvo durante tres años, tiempos en los que recuerda que trabajó con Maruchi. Después terminó su contrato y marchó a prestar servicio en el sector privado. Volvió al Ayuntamiento en 1993 y desde ese momento hasta su jubilación, en 2021, trabajó de forma ininterrumpida en el servicio municipal. “Lo he llevado muy bien, lo peor, los madrugones, pero en general lo he llevado muy bien. Yo he trabajado muy a gusto, desde luego, a veces hemos tenido mucho trabajo, porque nos ha desbordado, y otras veces lo hemos llevado mejor”, comenta la trillana, que recuerda la época en que había casi 300 niños en el colegio como la más desbordante. “Cuando empecé yo había casi 300 niños en el colegio, un montón, y no dábamos a basto”. Los últimos años de trabajo, junto a sus compañeras Manoli y Mila, han sido algo más tranquilos, pero mucho más tranquila es su vida ahora, una vez jubilada. “Ahora estoy divinamente, ¡mucho mejor! Me dedico a mis cosas, no voy a nada de momento, me lo he tomado de relax, a viajar un poco y a descansar, que me hacía falta”, reconoce Isabel Alcalde.
Ángel Álvaro también ha decidido dedicar su tiempo actualmente al relax y a pasear con su “perrilla”, como él mismo admite, y después de un servicio municipal de casi 33 años. Álvaro se jubiló hace un año, sin embargo, llevaba ya cuatro en situación de prejubilación.
Las labores de albañilería son las que más ha disfrutado el trillano dentro de su trabajo en los servicios municipales. Al tratarse de algo que le gustaba mucho, reconoce habérselo pasado muy bien en su puesto de trabajo. “La albañilería era lo que más me gustaba, así que yo me lo he pasado bastante bien, porque me han mandado a hacer cosas para mí muy interesantes; me lo he pasado bastante bien trabajando, la verdad sea dicha, porque era algo que me gustaba”.
Por su parte, Víctor Sacristán recuerda incluso su primer día de trabajo en el Ayuntamiento de Trillo, el 1 de marzo de 1988. “Hoy hace 35 años”, conmemoraba el día de esta entrevista. “Uno de los primeros días estuve trabajando con Raimundo Carrillo, estuvimos arreglando las rejillas, los sumideros de la calle San Blas, y allí estuve como oficial de Segunda. Y luego también, uno de los primeros trabajos que hice fue limpiar una paridera para sacar estiércol para los jardines, para abono”. Después de unos años como oficial de Segunda, Víctor superó el examen para convertirse en oficial de Primera y empezó a hacer también otras labores de organización y coordinación del personal. “Tuve mis problemas -reconoce el trillano-, como en cualquier puesto de trabajo que se trata con gente, pero he estado muy a gusto, he trabajado con todos los alcaldes menos con Pedro Bodega, que fue el primero, pero con el resto he estado con todos, y he trabajado con muchísimos concejales, me han querido todos, yo me he portado lo mejor que he podido y así sigo”, en palabras de Sacristán, que actualmente disfruta en su parcela, con sus árboles frutales, su pequeño huerto y sus conejos, labores que no le dejan mucho tiempo para el descanso pero que goza mucho a sus casi 65 años.
José Luis Bodega Ochaita es de los cuatro el único que aún se mantiene en activo, y también el que más años acumula como empleado municipal, en su caso, como funcionario de carrera en las oficinas de la Casa Consistorial. Este 1 de abril de 2023 cumplirá 42 años ininterrumpidos al servicio del Ayuntamiento, siendo, junto a Raimundo Batanero, el empleado que más tiempo lleva en la Institución.
Comenzó con un contrato temporal en abril de 1981. En julio realizó el examen de la oposición y aprobó la plaza de auxiliar administrativo para la que concursaba. De los primeros años, recuerda la labor global que realizaba con una antigua Olivetti de teclas negras. “Los primeros años hacía de todo, desde padrón al impuesto de circulación, administración, plenos, juntas, contabilidad, había que hacer una gestión global”. Entonces, los empleados municipales se contaban con los dedos de una mano: el secretario, Julio Delgado, el alguacil, Juan Muñoz, y él mismo, hasta que en 1983 se incorporaran Raimundo Batanero, Julio Henche y Eusebio Batanero. Del viejo edificio, construido hacia el año 1929, recuerda que aún conservaba los calabozos, ubicados más o menos donde hoy se encuentra el hall de entrada.
En 1983 el antiguo edificio fue derribado para construir uno nuevo y Bodega se trasladó temporalmente a la plaza de la Vega 1, donde el Ayuntamiento tuvo su sede durante unos meses, para regresar a su lugar actual en el 84.
La llegada de la central nuclear multiplicó el Presupuesto municipal, revolucionando también la vida en el pueblo y elevando considerablemente el número de empleados municipales de apenas tres a cerca de medio centenar. José Luis, a través de una promoción interna, escaló a la categoría de administrativo y fue responsabilizándose en el área de Intervención. A la Olivetti y a una posterior máquina de escribir eléctrica, le siguió el IBM AS400, que fue informatizando parcialmente el trabajo municipal. “El IBI y el IAE de la central nuclear trajeron una nueva economía, fue el boom económico en el pueblo”. Todos aquellos cambios tecnológicos y económicos supusieron también un importante esfuerzo de formación y reciclaje, de adaptación. Desde la década de los 2000, Bodega desarrolla su labor municipal sólo en Intervención, y desde 2007, como tesorero del Ayuntamiento. De forma ocasional, también ha alternado esa función con la de interventor ante la falta puntual de funcionariado del cuerpo nacional.
En sus 42 años de servicio, José Luis ha trabajado con todos los alcaldes de la democracia de Trillo y con todos ellos “he seguido la misma línea laboral”, en sus palabras. “Siempre he intentado ser imparcial y no decantarme a favor de nadie, al margen de los avatares políticos, al margen de que fuera mi tío, mi hermano o mi mujer. Siempre he procurado tratar a los ciudadanos prestándoles la máxima ayuda en la resolución de sus problemas”, termina Bodega, deseoso de jubilarse -lo hará el próximo mes de junio- para disfrutar de la pesca, la lectura, la filatelia, de caminar, de viajar y de escaparse a la playa siempre que pueda.
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