GUADALAJARA

La figura de Manolete y su presencia en La Alcarria, protagonistas de una conferencia en Cogolludo

Fotos del cartel y entrada: Jose Luis Aritzmendi

El fin de semana cultural de Cogolludo terminó ayer, domingo, con una concentración de Rolls-Royces frente a la fachada del Palacio Ducal.

Redacción | Lunes 24 de abril de 2023

En el año 2022 se cumplía el 75 aniversario de la muerte de Manolete en Linares, Jaén, acaecida el 29 de agosto de 1947. La villa serrana de Cogolludo conserva una gran afición por los toros, de manera que son habituales las conferencias organizadas desde la concejalía de Turismo con la tauromaquia como telón de fondo. A propósito de la buena relación con la tertulia El Cocido Taurino de Guadalajara, se convocó, para este fin de semana, una conferencia en el Salón de Plenos de Cogolludo, impartida por el aficionado taurino, y gran especialista en esta figura del toreo, Cayetano Melguizo. Además de homenajear al gran torero cordobés, Melguizo hizo especial hincapié a la presencia de Manolete en La Alcarria.

Acompañando a Melguizo estuvo Manuel López, en representación de la tertulia. “A Manolete lo llamaban el monstruo. Era un torero poderoso; muy valiente. Fue el que hizo ganar dinero a los toreros de entonces. Manolete, cuando toreaba en Madrid la Corrida de la Beneficencia, que como su propio indica es a beneficio de algún acto o fin, lo hacía gratis. Por el contrario, hoy es en la que más emolumentos cobran los toreros. Eso dice mucho de cómo era cómo era como persona”, decía. Sobre su vinculación con Guadalajara, López señaló que “nos sentimos muy orgullosos de que la máxima figura del toreo de los años 40 viniese a nuestra provincia, y pasase en ella momentos tan felices”.

“Manolete ha sido uno de los grandes, grandísimos toreros que ha habido en España”, señalaba Melguizo. El toreo tiene siglos de historia, pero sus épocas las marcan las grandes figuras del toreo. Manolete fue el torero más importante que tuvo España en la posguerra, después de la Guerra Civil y hasta su muerte, en 1947. ¿Fue el mejor torero del momento? Pues quizá no. Para gustos, los colores. Lo que es indiscutible es que era el más grande, el más importante, el que más cobraba, el que más toreaba y el que más mandaba en la fiesta en ese momento”, señalaba Melguizo.

Manuel Rodríguez murió a consecuencia del ejercicio de su profesión, por lo que su figura ha adquirido la condición de mito. Es el torero sobre el que más se ha escrito puesto que, además de ser una gran figura del toreo, hay una serie de connotaciones en torno a él, sobre su vida, su manera de comportarse, de actuar y de ser, que lo hacen aún más mediático. “Fue una persona diferente y distinta a lo que era habitual en España”, opinó el ponente. Era lo que hoy llamamos un influencer. Marcaba tendencia. Se le ocurrió vestir unos zapatos bicolor, blancos y negros, y los puso de moda, de la misma manera que un modelo de gafas de sol, que se terminaron conociendo como manoletinas”, contó Melguizo.

También se salió del guion establecido en cuanto a sus relaciones sentimentales. “En una época en la que el catolicismo imperaba, también desde el punto de vista político, que un torero de la importancia de Manolete tuviera una novia, como Lupe Sino - Antonia Bronchalo Lopesino-, que había tenido veleidades con el bando republicano, de la que se decía que había estado ya casada, y a la que había conocido en casa de Pedro Chicote, que era un lugar de alterne, enmarca la idea de que Manolete, gran figura del toreo y por lo tanto con gran influencia mediática, no era como los demás”, señalaba Melguizo.

La muerte de Manolete

En la tarde del 28 de agosto de 1947, en Linares, confluyeron varias circunstancias peculiares y extrañas. El torero tenía la intención de retirarse. Estaba cansado, y, con 30 años, había conseguido ya todo a lo que aspiraba en el toreo. Tenía previsto retirarse en octubre de aquel año, e incluso tenía fecha de boda, para casarse en Barcelona con Lupe Sino, concretamente el 18 de octubre. “Era una de las últimas corridas que iba a torear en su vida”, contó el ponente. Por otra parte, no era habitual que un torero de su talla actuara en un pueblo como Linares, en una plaza de tercera categoría.

Cuando sale a torear su segundo miura, Islero, Luis Miguel Dominguín, que era el torero emergente, joven, atlético, ya le había cortado una oreja a su primero. Así que Manolete salió, lleno de orgullo, a recalcar su puesto como número 1 del escalafón. “Fue a por todas, lo hizo, y además, al entrar a matar, no se alivió. Después de la faena que había hecho, pudo quitarle hierro al asunto. Pero entró a ley. Y el toro lo prendió y lo corneó en el muslo”, afirmó Melguizo. Posiblemente, la cornada no era mortal. El doctor Fernando Garrido lo operó en la misma enfermería de la plaza y, según la opinión del doctor Tamames, que estuvo allí, lo hizo correctamente, logrando controlar la hemorragia, y estabilizándolo.

Sin embargo, el doctor Jimenez Guinea, ya en el hospital de Linares, se empeñó en ponerle un plasma para mejorar su evolución hemodinámica. Y, según las últimas teorías, de las que Melguizo se mostró partidario, fue ese plasma sanguíneo el que lo mató. Según estas teorías, el torero murió de una coagulación intravascular diseminada (CID), como consecuencia de una transfusión de plasma en mal estado que se le practicó en el hospital de Linares por orden del doctor Giménez Guinea. “La culpa de su muerte la tuvo un plasma noruego, en mal estado, que había causado ya estragos anteriormente en Cádiz y en la II Guerra Mundial”, explicó el ponente. Melguizo contó que, nada más ponérselo, Manolete perdió la visión, se quejó de fuertes dolores en los riñones, y murió.

La Alcarria

En Córdoba, Manolete estaba muy mediatizado por su madre y su familia. Y en plena temporada, también por su apoderado que lo presionaba y le exigía mucho en la plaza. “La gente se metía con él. Le decían que, por su culpa, eran tan caras las entradas. Sin embargo, cuando llegaba a La Alcarria, con la familia de Lupe Sino en Fuentelencina, era feliz. Nadie le pedía nada, ni le recriminaba nada. Jugaba al frontenis, jugaba al julepe, y era uno más del pueblo, hacía excursiones, participaba en las fiestas religiosas y fue allí donde vivió los mejores momentos de su vida”, terminó Melguizo. El ponente proyectó una película que se conserva sobre los días del torero en La Alcarria en los que incluso, se oye su voz, para deleite de los aficionados que se dieron cita para conocer más detalles sobre su vida.

Y, después de un intenso fin de semana cultural, las actividades culturales de Cogolludo terminaron ayer domingo, con una concentración de Rolls-Royces en la Plaza Mayor de Cogolludo, frente a la fachada del Palacio Ducal.

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