GUADALAJARA

Fuentenovilla ya luce su impresionante mayo en la Plaza de la Iglesia

Redacción | Lunes 01 de mayo de 2023
Lo eligieron los quintos del año 2023, que este año son siete, y se izó, según es la costumbre de Fuentenovilla, a mano, con la fuerza de los brazos del pueblo, y la sabiduría de José Luis Rivas, dirigiendo con maestría el esfuerzo de sus paisanos.

Fuentenovilla celebra, a caballo entre los días 30 de abril y 1 de mayo, una de las fiestas populares más arraigadas y sentidas de la villa alcarreña, como es la los mayos. En la tarde de ayer, los siete quintos de este año, que llegan a la mayoría de edad en 2023, y que por lo tanto son nacidos en el año 2005, se encargaban de escoger, según la costumbre, cuál iba a ser el chopo a cortar. Los quintos de este año son Hugo De Lara, Nerea Bachiller, María Nieto, Marta Al-Lal, Alejandro Romo, Ángel Cano y Esther García.

“Es una tradición del pueblo, y hace mucha ilusión, porque al final, es una vez en la vida”, explicaba anoche Hugo de Lara. Amigos, de la misma peña, “ojalá podamos juntarnos los siete dentro de treinta años, como hacen otras quintas de Fuentenovilla”, añadía Nerea Bachiller.

La bebida típica de los mayos es la limonada. Después de cortar el chopo con una motosierra, en el paraje de El Pontón, “y no con el hacha, como era costumbre”, según explicaba ayer José Luis Rivas, veterano fuentenovillero y entusiasta de la tradición a la que ha faltado muy poquitas veces en su vida, lo subieron a un remolque, acondicionado con unas cabrillas, o soporte de madera, para poderlo transportar adecuadamente. “Antes lo subíamos a hombros al pueblo, después, en carro, y ahora, en un tractor”, sigue el veterano.

El palo recién cortado medía en torno a 23 metros, según la estimación del propio José Luis, y ha sido uno de los más grandes de los últimos años, llegando a impresionar, incluso, al propio José Luis. “El del año pasado fue un gran palo, y el de este, también es de los más grandes”, apuntaba.

Al filo de las ocho de la tarde, el mayo llegaba al casco urbano de la villa, por la Plaza de Toros de San Isidro. El Ayuntamiento de Fuentenovilla la ha puesto guapa para las fiestas locales, que se celebran, precisamente, en honor del Santo y que están ya a punto de comenzar. En una Alcarria que necesita lluvia, el verde del campo fuentenovillero echa de menos, como el de toda España, el agua que falta.

Poco después, los mozos bajaban el mayo del tractor, en la calle Blas de Salcedo. A partir de ese momento, todo se hizo como antaño. A pulso. Más de sesenta fuentenovilleros colaboraron en la empresa. Afortunadamente, la tarde refrescó, haciendo necesaria incluso la chaqueta, para los vecinos que observaban el trabajo de los mozos. No para quienes izaban el mayo. Muchos, sudaban por cada pelo una gota.

En el mismo centro del Corralón esperaba un gran hoyo, que el Ayuntamiento de Fuentenovilla tiene ya preparado para acoger en su seno, cada año, al mayo. Después de colocarlo en la posición adecuada, los fuentenovilleros comenzaron a izarlo. Dirigiendo la operación estaba, naturalmente, el propio José Luis. Tardaron cerca de media hora en hacerlo, sirviéndose para ello de las mismas cabrillas con las que lo habían transportado.

Además, tres grupos de fuentenovilleros tiraban de sogas en direcciones distintas para ayudar a mantener el equilibrio del mayo mientras se desarrollaba la operación. Y pese a que es un gran entusiasta de esta tradición, José Luis se congratula de que “también se haya abierto la fiesta a las mujeres, con la participación de quintos y de quintas”.

Una vez izado, la ‘Fiesta de los Mayos’ se retomó a las doce de la noche de ayer, justo cuando abril se hace mayo. Fuentenovilla se reunió de nuevo a la puerta de la Iglesia, junto a la picota, para cantarle los ‘Mayos a la Virgen’. Después, los quintos pidieron permiso a la alcaldesa, Montserrat Rivas, para iniciar la ronda por el pueblo. Es tradición que se empiece por la casa del regidor fuentenovillero correspondiente y también que quien lo es invite a la ronda a moscatel y bollos. Naturalmente, Montserrat Rivas cumplió su parte.

Después, los músicos callejeros recorrieron las casas en las que hay mozas solteras cantándoles el mayo hasta altas horas de la madrugada. La ronda terminó pasadas las cinco de la mañana, después de haber cantado más de medio centenar por toda la localidad. Al final, chocolate caliente para todos, a cuenta de los quintos de este año.

En la mañana del día primero de mayo, los quintos salieron de nuevo de casa en casa a cobrar el mayo. Cada vecino ofreció la voluntad, y, con ese dinero, la mocedad ha organizado una comida en la que la juventud ha invitado a familiares y a quienes han colaborado en la fiesta o cantando durante la noche.

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