Redacción | Lunes 12 de junio de 2023
Declarada de Interés Turístico Provincial en 2012, la Fiesta del Corpus la organiza la Hermandad del Santísimo Sacramento, la más antigua de la villa. En los años setenta del pasado siglo, y gracias al impulso de Engracia, la esposa canaria, concretamente de La Gomera, de uno de los médicos de Almonacid, José María Madrigal, que llegó a ser alcalde, se revitalizó recuperando las alfombras de flores bajo los altares de la procesión del Corpus primero, y después, cubriendo por completo las calles por las que transcurre. Según los cuadernos del historiador local Román López -ya fallecido-, la primera vez que se circuyó por completo el recorrido fue en 1978, por lo que en 2023 se han cumplido 45 años desde entonces.Ç
Almonacid de Zorita. 12 de junio de 2023. A lo largo de todo el fin de semana, el pueblo de Almonacid de Zorita ha trabajado, de manera conjunta, para vestir de gala las calles del pueblo, con motivo de la celebración de la Fiesta del Corpus Christi.
La del Corpus Christi es una fiesta de la Iglesia Católica en la que se proclama la fe de los creyentes en la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento, dándole públicamente el culto de adoración 60 días después del Domingo de Resurrección. El Corpus Christi es el jueves que sigue al noveno domingo después de la primera luna llena de primavera del hemisferio norte. Sin embargo, la festividad se ha trasladado al domingo siguiente para facilitar la celebración a un mayor número de fieles. Así ocurre en Almonacid de Zorita.
En los días previos, el Ayuntamiento de Almonacid había puesto a disposición de los almorcileños casi 3.000 kilos de serrín y virutas de madera, y las hormigoneras para teñirlo, dando así facilidades para que los ocho altares del Corpus Christi que erige cada uno de los barrios de Almonacid, pudieran unirse, un año más, con una alfombra de colores.
La actividad ha sido frenética. El viernes y el sábado, se teñía el serrín de los todos los colores del arcoíris, con ayuda de las hormigoneras. El domingo del Corpus, ayer, el trabajo comenzaba muy pronto. Prácticamente al amanecer, y después de un café, los barrios de Almonacid ya estaban erigiendo los altares, y comenzando a unir las calles en una única alfombra multicolor.
Una vez acabado el trabajo, también resultaba necesario cuidarlo, mimarlo, para que al paso de la procesión continuara perfecto, con todo su brillo. Así, un grupo de vecinos quedaba a cargo de regarlos, para mantener el color original.
La Hermandad del Santísimo Sacramento, la cofradía más antigua de la villa almonacileña, era, y es, la encargada de organizar la fiesta del Corpus. Se tiene constancia documental de ello desde el siglo XVII. El primer libro de la Hermandad del Santísimo Sacramento que se conserva data de 1714, si bien en él se hace referencia a alguno anterior, que se ha perdido. “Según los libros de la parroquia, se fundó alrededor de 1540. Hay constancia en aquel año de que un fiel almorcileño hiciera una donación de censos a beneficio de la Hermandad”, según explica Ángel Fernández de Heredia, uno de los cofrades veteranos.
Debió tener gran importancia, porque, igualmente según refieren los documentos, algunos años, se llegaron a celebrar incluso corridas de toros, y sonaba en abundancia la música de las chirimías. La Hermandad sufrió una primera crisis, con la Desamortización de Mendizábal (1834-1836), aunque nunca llegara a perderse el culto. Si se perdió entre 1936 y 1962, después de la Guerra Civil. En aquel año, y a instancia del entonces párroco local Epifanio Herranz, y de Manuel Toledano Parra, se refunda la Hermandad, que ha seguido ininterrumpidamente el culto desde entonces. “Desde el año 1962, hasta ahora, se mantiene activa, de manera que, los terceros domingos de cada mes, hay una ceremonia especial, una procesión con el Santísimo Sacramento por dentro de la iglesia. Además, esta Hermandad pertenece a la Agrupación de Cofradías de Minerva de España”, añade Fernández de Heredia.
Hoy, como se ha visto, la fiesta cuenta con el patrocinio del Ayuntamiento de Almonacid de Zorita, y ahora de la Diputación Provincial, que la declaró Fiesta de Interés Turístico Provincial en el año 2012.
La tradición del Corpus siempre fue que todas las hermandades de Almonacid salieran en procesión de la iglesia, siguiendo el mismo orden. En primer lugar, lo hacen los estandartes de las hermandades, por meses del año, pero siempre dejando como más cercana a la Custodia, a la de la Virgen de la Luz, patrona del pueblo. A continuación, los niños y niñas que han hecho la Comunión en el año en curso, por delante de la Custodia que porta el párroco local, bajo palio. Son los hermanos cofrades quienes lo sostienen, antecedido por la insignia distintiva de Cofradía. A continuación, salen las autoridades, y después músicos y feligreses.
Ayer, la procesión recorría los ocho altares, partiendo de la Ermita de la Virgen de la Luz, hechos con cariño infinito por los almorcileños, y siempre con las mismas galas, cuadros o figuras de Jesús que han ido pasando de padres a hijos, y flores frescas.
La costumbre inmemorial era que, bajo esos altares, los almorcileños elaborasen unas alfombras, bellísimas, hechas con pétalos de rosas, césped recién cortado, posos de café, e incluso cáscara de huevo, para aportar cromatismo y belleza a los diseños.
Fue en el año 1976, en el altar de la antigua panadería, cuando se recuperó esta tradición. Por entonces el médico de Almonacid era José María Madrigal, quien posteriormente fue alcalde de la villa. Fue su esposa, Engracia, nacida en La Gomera, quien relanzó la tradición de las alfombras del Corpus. Así, en los años siguientes, los barrios empezaron a extender las alfombras desde los altares a las calles.
Inicialmente, las embellecían con los mismos materiales de siempre. Fue en 1978 cuando el historiador local, que todo lo apuntaba en sus cuadernos, Román Lopez -ya fallecido-, dejó anotado en sus cuadernos que fue la primera vez en la que se circuyó el recorrido completo de la procesión con una alfombra de colores. Ha hecho, por lo tanto, 45 años. La alfombra tiene, aproximadamente, 1,2 kilómetros de longitud. Dada la dimensión de la celebración, esos materiales ya no eran suficientes. Fue entonces cuando las alfombras se comenzaron a decorar con serrín y virutas de madera teñidos.
Ayer, poco antes de las doce de la mañana, la hora de comienzo de la misa, todas las calles por las que discurre la procesión, ya estaban unidas por la bellísima alfombra de colores. Cada tramo tiene un diseño, que los barrios van cambiando anualmente, partiendo de plantillas que crean a propósito. Las alfombras de los altares, son siempre espectaculares. En ellas, los almorcileños echan el resto, haciendo gala de creatividad, paciencia, maña y, sobre todo, amor por Almonacid de Zorita.
La misa la amenizó musicalmente la Rondalla de Almonacid, dirigida sabiamente, como siempre, por Manuel Fuentes, con el protagonismo de la voz de Eva Parra. Y fue el grupo Kalaberas, buenos amigos de Almonacid, quienes acompañaron con las notas de sus dulzainas y tambores el recorrido. Con salida y llegada en la Ermita de la Virgen de la Luz, la procesión fue haciendo parada, uno a uno, en los altares, todos con el corazón de Jesús como protagonista. Estaban situados, como siempre, en las calles de Cervantes, Mayor, a la altura del Centro de Mayores, San Sebastián, de nuevo Mayor, en el cruce con la
calle Virgen de la Luz y Gobernador, Plaza del Coso, dos en la calle del Trinquete y el último, frente a la Ermita. La decoración y montaje de este altar es un privilegio que se reserva al hermano mayor de la Cofradía.
La procesión los recorrió uno a uno, y, después de una oración, pronunciada por el párroco almorcileño Javier García Toledano, los siete niños que han hecho la comunión este año, arrojaban pétalos de rosas blancas y rojas en el altar y sobre la custodia, mientras los vecinos de cada barrio, observaban orgullosos.
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