Redacción | Viernes 09 de febrero de 2024
Enrique Teruel, último ganadero profesional de Checa, acaba de vender sus 900 ovejas cerrando así la última explotación ganadera del pueblo más ganadero de la provincia de Guadalajara, donde llegó a haber 40.000 cabezas de ganado hace solo tres décadas.
Como prueba de esa tradición, Checa alberga el Museo de Trashumancia de la provincia, ya que sus ganaderías eran todas trashumantes.
"Aquí antes había cerca de 40.000 ovejas, era el pueblo de Guadalajara donde más ovejas había, y vacas y de todo. Y no ha quedado nada porque entre los que se jubilan y los que las quitan...", ha dicho a EFE Enrique Teruel, quien señala que hizo la trashumancia mientras podía bajar con las ovejas en tren, pero desde 2006 está en Checa, donde ha reconocido que los inviernos son muy duros.
"El invierno es lo más duro que hay. No son tres meses son seis y echando pienso y paja es donde se va el dinero. Tengo dos naves que compré y otra alquilada y no puedes comparar este invierno en las Parameras de Molina con el de Ciudad Real", ha dicho este ganadero que lleva medio siglo dedicado a sus ovejas, tras salir de la escuela con 14 años.
Ha añadido que "esto es trabajar los 365 días, algunas veces día y noche cuando te paren las ovejas, y no interesa de ninguna de las maneras", y aunque reconoce que las echa de menos afirma que ahora "puedo irme donde quiera. Ahora voy a pasar más tiempo con mis hijos que casi no he podido estar con ellos con esta vida".
Las casi 900 ovejas que tenía se las ha vendido a una cooperativa que tiene 7.000 ovejas "y se las han llevado al Valle de Alcudia, a Ciudad Real, y luego las vuelven a traer en mayo, en primavera, y me he comprometido a que me hago cargo yo hasta noviembre", ha explicado.
Lejos quedan los tiempos en los que ovejas y vacas llenaban Checa, como recuerda Félix Espejo, veterinario y delegado de la Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos (APAG) en la comarca de Molina, quien ha dicho que cuando llegó hace 30 años "había más de 20.000 cabezas de ovino, además de vacuno, y prácticamente todas eran trashumantes a Ciudad Real, Jaén o Córdoba".
Ahora ve que pueblos que apenas tenían ganado en aquel momento como Tortuera "son los que tienen más" y otros que tradicionalmente tenían ganadería, como Peralejos, Orea o Checa "se han quedado sin ganado, pero esto es porque ahora el ganado ya no es trashumante".
Difícil relevo generacional en la ganadería
Al respecto, Espejo ha explicado que Checa tiene unas 20.000 hectáreas de terreno, de las que 8.000 son los pastos del Ayuntamiento y 12.000 hectáreas los pastos comunales de la Común "pero son pueblos muy duros, porque en invierno no pueden aguantar las ovejas y estaban muy ligados a la trashumancia", por lo que poco a poco ha ido desapareciendo la ganadería vinculada a la Sierra tras la eliminación de los trenes que llevaban animales, la subida del coste de las fincas donde recalaban y otros factores.
"El ganadero trashumante no sabía lo que era echar pienso al ganado y si te quedas tienes que alimentarlas, y se te va el beneficio", ha señalado Espejo quien ha reconocido que si la incorporación a la agricultura es difícil más lo es a la ganadería.
En este momento "tenemos doce personas interesadas en incorporarse al campo en la comarca y solo dos son ganaderos", en concreto dos jóvenes de Tortuera y Morenilla que están vinculados al sector, bien porque sus padres tienen ovejas o porque trabaja de pastor.
Espejo ha asegurado que la gente que se incorpora ya tiene alguna relación con la ganadería, y ha advertido de que para la próxima década se espera una importante pérdida de ganado porque solo el 15 por ciento de los ganaderos tiene menos de 50 años y la media de edad está entre los 55 y los 65 años.
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