GUADALAJARA

Cogolludo pone en valor uno de los primeros documentos escritos que prueba el descubrimiento de América

Se trata de una carta que escribió Luis de la Cerda, duque de Medinaceli, a su tío, el Cardenal Mendoza, fechada el 19 de marzo de 1493, en Cogolludo, en la que le informa que el marino había hallado todo lo que buscaba.

Redacción | Martes 19 de marzo de 2024
Hoy se cumplen 531 años de que don Luis de la Cerda, I duque de Medinaceli escribió a su tío, el Cardenal Mendoza, una carta cuya importancia radica en ser uno de los primeros documentos escritos que se conservan confirmando el descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón.

La carta está fechada en la villa de Cogolludo, el día 19 de marzo de 1493. Actualmente se encuentra en el Archivo Nacional de Simancas (Valladolid), si bien el Ayuntamiento de Cogolludo cuenta con un facsímil que se expone en el Palacio Ducal, junto a su traducción literal.

Don Luis no era hombre de guerra. Se había educado bajo la influencia materna y esto se notaba en su inclinación hacia las artes y las letras, no hacia las armas. No obstante, el duque no desoyó la llamada de los Reyes Católicos invitando a la nobleza para que acudiera con sus hombres y dinero a dar un impulso a la guerra de Granada. Y hacia allí se dirigió, desde Cogolludo, con los hombres reclutados en sus estados, principalmente de Soria y Cogolludo. Esto fue en abril del año 1485. Este contingente de tropas se encaminó a la ciudad de Córdoba donde se unió a lo más selecto de la nobleza castellana; de allí marcharon hacia los objetivos marcados por el rey Fernando. Una vez terminada la campaña militar, don Luis se dirigió a su feudo del sur: El Puerto de Santa María.

El duque, a su vez conde de El Puerto de Santa María (Cádiz), hospedó a Cristóbal Colón en los últimos meses de 1485 y en los primeros días de 1486 (según unos, y en opinión de otros, entre el año 1490 y 1491) en su palacio de El Puerto, donde tenía aparejadas naves dedicadas al comercio marítimo.

Un tiempo después, con fecha 19 de marzo de 1493, y desde Cogolludo, don Luis escribía una carta al Cardenal Mendoza dándole cuenta de cómo Colón había arribado a Lisboa después de “hallar todo lo que buscaba y muy cumplidamente... gelo escribo con Xuares y le enbio a suplicar me haga merced que yo pueda enbiar en cada año allá algunas carauelas mías. ...De la mi villa de Cogolludo a XIX de marzo. Las manos de Vuestra Señoría besamos. Luis.” Pidiendo a la vez una recomendación al Cardenal, ante los Reyes Católicos, para que le permitiesen mandar a las “Indias” algunas carabelas de las que tenía dispuestas en el Puerto de Santa María.

Por este motivo, y para poner en valor un hecho tan significativo e histórico, el Ayuntamiento de Cogolludo cuelga cada año, de su balconada, una lona con una gran reproducción del documento. Además, en todas las visitas turísticas que se han llevado a cabo a lo largo del fin de semana, los guías turísticos cogolludenses han mostrado reproducciones de la misma, y dado lectura a su texto íntegro, y lo mismo harán a lo largo del próximo fin de semana.

Cuando el almirante Cristóbal Colón Almirante volvía de su primer viaje a Las Indias, al mando de La Niña, el 13 y el 14 de febrero sufrió una tremenda tempestad. El temporal llegó a romper el velamen de la nave y a separarla de La Pinta, al mando de Pinzón, que regresaba junto a ella. Superada ésta, a La Niña le esperaba otra aún más cruenta, en el Cabo da Roca, ya muy cerquita de la costa portuguesa. De milagro, La Niña llegó a Lisboa el 4 de marzo de 1493.

Según algunas investigaciones documentales, desde allí Colón escribe tres cartas para contar que había vuelto de Las Indias con éxito. Envió dos de ellas a Barcelona, porque la corte era itinerante, y en aquel momento los reyes católicos se encontraban allí. La tercera, la envió a Cogolludo, que es donde estaba su mentor, don Luis de la Cerda, el duque de Medinaceli, que fue quien hizo posible que Colón se entrevistara con la reina Isabel después, como se ha visto de haberlo alojado en su palacio.

Por cercanía, un correo a caballo tuvo que recorrer los 573 kilómetros, de Lisboa a Cogolludo, mucho antes que los 1007 que separan la ciudad portuguesa de Barcelona. Nunca se ha encontrado la carta que llega a Cogolludo, pero nada más recibirla, el duque le escribe a su tío, el gran cardenal Pedro González de Mendoza, otra misiva, que es la que sí se conserva, en la que le da la noticia y deja constancia de la anterior.




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