Redacción | Viernes 16 de enero de 2015
La voluptuosa actriz se convirtió en símbolo sexual de toda una generación.
La actriz Anita Ekberg nacida en Suecia en 1931 falleció el pasado domingo a las afueras de Roma. Su papel más destacado en el cine es el de Sylvia en la película La dolce vita de Federico Fellini. Anteriormente, en 1956, ganó un Globo de Oro a la Nueva estrella del año.
Fue Miss Suecia en 1951 y compitió en el concurso de Miss Universo. No lo ganó, pero quedó entre las seis chicas finalistas, y de acuerdo a las normas del certamen recibió la opción de un contrato de starlette con la productora Universal Pictures. El magnate Howard Hughes quiso pulirla al gusto americano: le propuso operarse la nariz, retocarse la dentadura y cambiar el apellido Ekberg por otro más fácil de pronunciar. A esto respondió ella: «Si me hago famosa, el público aprenderá a pronunciar mi apellido; y si no, no me importa».
Conquistó a galanes de la época como Frank Sinatra, Tyrone Power o Gary Cooper, aunque desde hacía años pudo vérsele en silla de ruedas tras romperse las dos piernas y sufrir un problema de cadera por el que tuvo que pasar por quirófano.
Descanse en paz, Anita.
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