Nació mediante cesárea EXIT, una técnica realizada en contados hospitales del país que logró la supervivencia del bebé
Una pequeña cicatriz en el cuello. Ésa es la única secuela que le ha quedado al pequeño Alonso, un bebé de 10 meses que el pasado mes de julio tuvo que nacer mediante cesárea EXIT en el Hospital General 'La Mancha Centro' de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), para evitar que el tumor cervical que tenía le provocase la muerte por asfixia en el parto.
La cesárea EXIT (ex utero intrapartum treatment) es una técnica multidisciplinar -realizada en muy pocos hospitales del territorio nacional- que se llevó a cabo con éxito el pasado 23 de julio en el Hospital Mancha Centro. Participaron una veintena de profesionales de los servicios de Ginecología, Otorrinolaringología, Anestesiología, Pediatría, Reanimación y Quirófano del Hospital Mancha Centro.
La cesárea EXIT es un procedimiento complejo que consiste en realizar intervenciones sobre el feto cuando éste aún está unido a su madre por el cordón umbilical. Gracias a la técnica, se consiguió la supervivencia de Alonso, que presentaba una gran tumoración a nivel del cuello que hubiera imposibilitado su respiración tras el nacimiento.
En concreto, Alonso presentaba un teratoma, un tumor de origen embrionario de unos 10 centímetros de diámetro formado por tejidos normales (pelo, diente, piel, hueso, cartílago, etc.) que se generan en lugares inadecuados.
Gracias a los medios y alta cualificación de los profesionales con los que cuenta el Hospital General 'La Mancha Centro', se pudo realizar toda la evolución del caso en este centro sanitario del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM), desde el diagnóstico prenatal, planificación, intervención quirúrgica, hasta la recuperación postoperatoria.
La recuperación inmediata de Alonso fue rápida y satisfactoria en la Unidad de Cuidados Intensivos pediátrica y neonatal que dispone el hospital alcazareño. Tan solo ha tenido que volver de nuevo al centro para someterse a revisiones, en las que se ha constatado el perfecto estado de salud en el que se encuentra en la actualidad.
Evolución de un proceso de gran complejidad
El proceso comenzó con el diagnóstico ecográfico de la malformación en la consulta de diagnóstico prenatal a cargo de los ecografistas del servicio de Ginecología. Se completó su estudio con la realización de una resonancia magnética nuclear al feto, que permitió confirmar la sospecha de la posible compresión sobre la tráquea del recién nacido, algo que carece de importancia mientras el niño esté en contacto con la circulación materna a través de la placenta, pero que impide su respiración espontánea al nacimiento.
Gracias al diagnóstico precoz llevado a cabo en el Mancha Centro se pudo llevar a cabo una planificación del nacimiento. Para ello, se formó un equipo multidisciplinar, cuyos miembros se sometieron a un riguroso entrenamiento y establecieron pautas de actuación que permitieron una correcta coordinación durante todo el proceso, lo que garantizó el éxito final.
La cesárea EXIT consistió en la extracción parcial del feto (cabeza y hombros) por parte de los ginecólogos con mantenimiento de esta situación hasta que los anestesistas y otorrinolaringólogos intubaron al recién nacido.
Durante el embarazo los pulmones del niño no funcionan (la sangre oxigenada la recibe a través de la placenta). Es en el momento del parto cuando el aire entra por las vías naturales. Sin embargo, el gran tumor que tenía Alonso en el cuello le comprimía la vía aérea, por lo que fue necesario sacarlo parcialmente fuera del cuerpo de su madre (cesárea EXIT) para que continuase siendo oxigenado mediante el cordón umbilical hasta conseguir la intubación.
Una vez asegurada la vía aérea, se extrajo completamente al bebé, se pinzó el cordón umbilical y se terminó la cesárea. Hay que resaltar la importancia de una técnica anestésica muy específica para este procedimiento, puesto que Alonso tuvo que ser dormido a través de su propia madre.
Una vez concluida la cesárea, el recién nacido fue trasladado a otro quirófano donde, tras su estabilización por parte de los neonatólogos, se procedió a la extirpación completa del tumor por miembros del Servicio de Otorrinolaringología.
El tumor, que estaba anclado en la laringe, tuvo que disecarse cuidadosamente mientras se procedía a la separación de todos los tejidos del cuello. Para ello, se tuvo que respetar todos los órganos y nervios del cuello (vena yugular interna y arteria carótida), lo que ha permitido que el niño en la actualidad no tenga absolutamente ninguna secuela.
Participantes y duración
El proceso quirúrgico, que se prolongó unas diez horas, salió con muy buenos resultados gracias a la participación de las ginecólogas María José Rodríguez, María Moreno-Cid y Ana Pascual; los otorrinolaringólogos Alfonso Moñux, Jesús Cabra y Marta Calvo; las anestesistas Pilar Saavedra y María López de Garayo; así como los pediatras Francisco Meza, Nathaly Flores y Silvia Calero.
Asimismo, se contó en todo momento con la importante labor de los profesionales de Enfermería José Javier Parra, Israel Martín, Sara Olmo, Marta Ríos, Mercedes Salido, Concepción Blasco, María José Rodero y Laura López, así como del celador Pedro García.