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Almiruete estrena la restauración del Horno del pueblo el Día de la Colación

Redacción | Miércoles 22 de octubre de 2014

Los almiruetenses recuperaron hace unos años una celebración en la que era costumbre amasar pan y bollos y compartirlos en la fiesta



Hace unos años, los vecinos de Almiruete recuperaron la fiesta del Día de la Colación, en la que era costumbre que el pueblo amasara pan y bollos, haciendo gala de la afamada repostería local, y compartirlos durante la celebración, regados generosamente con vino y aguardiente. También era habitual que los almirueteños acudieran en romería a la Ermita de la Virgen de los Enebrales.

El eje central de la festividad era el viejo horno de la localidad, construido en hacendera en el año 1941. El paso del tiempo había deteriorado un edificio público que, en una etapa anterior, a mediados de los años 80, llegó a ser habilitado incluso como consultorio médico.

A finales del año 2013, el Ayuntamiento de Tamajón, cabeza de partido de Almiruete, emprendió, a petición de los vecinos, la restauración del lugar, completando así el urbanismo de esa área del casco urbano que había quedado rehabilitada con fondos europeos y municipales en el año 2008. Para hacerlo hubo de demoler prácticamente todo el edificio.

Las obras las llevó a cabo la propia Brigada Municipal durante el pasado invierno, aprovechando y reciclando los materiales que había en el edificio, tales como piedra, madera de sabina y adobes, en su gran mayoría en un buen estado de conservación, así como otros procedentes de otras obras anteriores. De esta manera, la puerta y la ventana del edificio reparado han sido fabricadas con maderas de sabina procedentes de casas demolidas en Tamajón. La solera del horno es la original, de barro cocido, y la bóveda, de tierra, tiene un espesor de más de 50 centímetros.

Los operarios municipales repararon la boca del horno con piedra arenisca de la misma clase que el resto y sustituyeron la vieja cubierta de teja árabe por una nueva de pizarra, igualmente por expreso deseo de los vecinos.

De esta manera, el Horno ha quedado dividido en dos estancias. La primera, de unos 40 metros cuadrados, ejerce el papel de leñero y punto de reunión, mientras que en la segunda se hallan a disposición de los almiruetenses todos los útiles necesarios para amasar el pan, incluida una artesa de madera de pino que también ha sido rehabilitada.

Concluida la restauración, el horno fue encendido de nuevo el pasado día 12 de mayo para acompañar la celebración del Día de la Colación. Todo el pueblo, unido, volvía a hacer pan y bollos, y a compartirlos con quienes se acercaron hasta el lugar. El alcalde de Tamajón, Eugenio Esteban de la Morena, acompañó a los
vecinos en la inauguración, en un acto en el que también estuvo presente la diputada de Cultura, Marta Valdenebro. Después de su reestreno, el Horno “ha quedado a disposición de las asociaciones y vecinos de Almiruete para su uso y disfrute”, afirma el regidor.

Así se hacía el pan
Los vecinos de Almiruete bajaban a lomos de las mulas sus cargas de trigo a los molinos de Tamajón o Palancares. Las recogían convertidas en harina, a excepción de la maquila.

Para el uso del Horno, los vecinos se organizaban en turnos, aportaban leña, preferentemente de jara, preparaban la lavadura y, la noche de antes, amasaban el pan. Después estiraban la masa en la máquina de heñir, que todavía se conserva, la dejaban fermentar, y, por último, cuando subía, la depositaban en el horno caliente. Cada familia tenía un molde para diferenciar unos panes de otros cuando salían.


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