La tarasca, don Quijote y los tercios españoles se asomaron al balcón de Entrepeñas que es Alocén en la I Feria Renacentista del Corpus Christi
Organizada en la localidad ribereña para poner el acento sobre un prolífico periodo de la intrahistoria alocenera
domingo 07 de junio de 2015, 22:23h
Alocén ha disfrutado este fin de semana de su I Feria Renacentista. Las cuidadas calles del pueblo, y su Plaza Mayor, atalayas privilegiadas sobre el pantano de Entrepeñas, se llenaron con hasta treinta puestos artesanos, venidos desde diferentes localidades guadalajareñas, pero también del resto de España.
Correspondió al alcalde de Alocén, Jesús Ortega, dar el pregón, y declarar inaugurada la Feria. Ortega, recordó que con el evento, Alocén pretende poner en valor su patrimonio arquitectónico y artístico, del que la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción es el ejemplo principal, pero también su patrimonio histórico. “Por eso, y para recordar el periodo del Renacimiento, en el que Alocén vivió hitos principales, como el inicio de la construcción de nuestra iglesia tal como la conocemos ahora, hemos recuperado esta feria, basada primordialmente en algunas de las tradiciones perdidas en la fiesta del Corpus Christi”, dijo.
Ortega se refirió también a los últimos 36 años en los que “he tenido el honor de ser el alcalde de Alocén”, dijo, como un periodo en el que su principal preocupación fue la de devolver en forma de servicios y urbanismo al pueblo “al menos una parte de lo que Alocén dio, cediendo lo mejor que tenía, que era su vega”, afirmó en el pregón. Acompañando a Ortega estuvieron también el subdelegado del Gobierno en Guadalajara, Juan Pablo Sánchez, la presidenta de FADETA, Montserrat Rivas, y el alcalde de Tamajón, Eugenio Esteban de la Morena.
A partir de las doce de la mañana, el público comenzaba a recorrer calles y atracciones, de la mano de los actores, de la Commedia dell´Arte. Los diferentes puestos jalonaban las calles con fachadas de piedra de Alocén. Como el de Julián Acebedo, de Valdetorres de Jarama (Madrid), que vendía cuchillos y navajas “seleccionados entre los mejores artesanos de toda España, e incluso Portugal” o el de Jorge Palero y Patricia González, Pizarras Palero. Jorge empezó hace tres años “tallando en piedra una rosa de San Valentín para Patricia”, dice el artesano. Desde entonces, no ha parado de dibujar con sus metales sobre la piedra. “Gustó mucho el trabajo, y hasta ahora”, dice Jorge, que junto a Patricia, recorre la provincia de feria en feria.
Victor Campos puso a la venta sus cuatro tipos de miel y doce de orujo, todos artesanales, fabricados en Villalpando, Zamora, en plena plaza mayor de Alocén. “Es interesante para nosotros que haya iniciativas como ésta y que se consoliden después en el tiempo”.
El sábado por la noche, la ambientación musical correspondió al grupo Grimorium. Javier Franco explicaba después del concierto que su repertorio se basa en la música antigua, de los siglos XIV, XV y XVI, con arreglos actuales. “Tocamos representando a cuatro personajes, a caballo entre la fantasía y la historia real del Renacimiento. Los personajes llegan desde diferentes partes de Europa para fusionar sus energías y escribir un nuevo Grimorium, un libro de conjuros”, afirmaba el gaitero, asombrado aún por el escenario natural que ya es en sí misma la Plaza de Alocén. “La gente nos recibió con muchas ganas, disfrutamos y esperamos que la gente se haya llevado un pedacito de la energía de la que he hablado”, terminaba el músico.
En la mañana del domingo, la procesión del Corpus de Alocén ha recuperado su formato original, con la tarasca, una especie de animal mitológico, o dragón que ha desfilado precediendo a la comitiva religiosa.
La celebración de la procesión del Corpus está documentada desde inicios del siglo XVI, en cumplimiento de la bula papal de Nicolás V de 1447, que autorizaba la salida procesionalmente con la Hostia Santa por las calles de Roma.
En la parroquia de Alocén se conserva una bula en pergamino del papa Gregorio XV, dada en Roma el año 1621, en la que concedía indulgencia a todos los cofrades del Santísimo Sacramento para reforzar su organización y que sus miembros continuasen encargándose de la organización de la procesión del Corpus. A la procesión asistía todo el pueblo y las diferentes cofradías, en especial la convocante, cuyos miembros llevaban una vela en la mano, con su pendón colorado, un tamboril que iba tocando durante todo el trayecto, y una pequeña tarasca representada por un dragón.
La fiesta religiosa era acompañada de celebraciones profanas como era la representación de comedías que se remonta a la segunda mitad del siglo XVI. Estas comedias se solían representar en la plaza del concejo. A Alocén asistían compañías de cómicos que representaban una obra determinada de un Auto Sacramental.
La organización de la comedia en Alocén siempre corría a cargo de un presbítero que bien en Guadalajara o Madrid contrataba a una compañía de comedias. Las compañías de comedias se multiplicaron desde las últimas décadas del siglo XVI a la par del desarrollo del teatro español del Siglo de Oro, que nació en las últimas décadas del siglo XVI y tuvo su culminación en el siglo XVII. Las compañías de comedias representaban durante los días de la mañana octava del Corpus, comenzando el mismo día del Corpus y duraban su actuación hasta la octava del Corpus.
“Además de poner de relieve nuestros monumentos e historia, hemos recuperado la tradición de la tarasca, de 400 años de antigüedad en Alocén, en nuestra procesión del Corpus, además de las representaciones teatrales profanas, que han tenido lugar como antaño, en la Plaza de Alocén. Ha merecido la pena el esfuerzo que ha hecho el Ayuntamiento para poner en valor nuestro patrimonio, material e inmaterial, y para enseñar a los niños lo que eran las tradiciones de los siglos XVI y XVII. El pueblo de Alocén me ha transmitido su felicitación, así como su deseo de que haya muchas más ediciones”, terminaba Ortega su valoración hoy.