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En la imagen los investigadores del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, Antonio Oliviero y Juan de los Reyes
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En la imagen los investigadores del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, Antonio Oliviero y Juan de los Reyes

Investigadores del Hospital Nacional de Parapléjicos explican qué pasa en nuestro cerebro cuando conducimos y usamos el móvil a la vez

La falta de atención, causa creciente de los accidentes de tráfico

jueves 27 de agosto de 2015, 13:44h
Neurocientíficos del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM), responden a la pregunta de qué pasa en nuestro cerebro si vamos conduciendo el coche y, de pronto, se nos ocurre escribir un WhatsApp o un número de teléfono.

La pregunta viene al caso de una tendencia creciente. Y es que los accidentes de circulación, tras los accidentes casuales, son el principal motivo de ingreso traumático en el centro hospitalario toledano, y falta de atención como consecuencia de realizar dos o más tareas que requieren atención a la vez, está detrás de un número creciente de estos sucesos.

Explican que a un cierto nivel, por ejemplo, caminar y mascar chicle o tocar la guitarra y controlar los latidos del corazón, el cerebro es multitarea. Pero para que puedan realizarse con eficiencia de forma simultánea las tareas que son voluntarias y conscientes, como andar, hablar, leer, escuchar música o conducir, el cerebro utiliza la atención, que permite seleccionar una prioridad sobre las que se están ejecutando.
“Esta prioridad a la tarea seleccionada por la atención permite que se realice con mayor eficiencia y la menor probabilidad de error. Pero, además, sucede que el cerebro tiene la capacidad de cambiar el foco de la atención entre tareas de forma muy rápida, lo que percibimos como un continuo en el que estamos realizando tareas simultáneas con la misma eficiencia no es real. Tal es el caso de andar y hablar por teléfono simultáneamente, el cerebro cambia la atención de la conversación al sitio por donde caminamos en cuestión de centésimas de segundo, lo que nos permite mantener el hilo de la conversación y evitar tropezar o perdernos por donde caminamos”, ha afirmado el neurocientífico Juan de los Reyes Aguilar.

Una cuestión de foco
Algo similar ocurre cuando se trata de conducir un coche y marcar un número de teléfono móvil simultáneamente, afirman. “Sin embargo, en el caso concreto de la ejecución de la conducción de un coche se requiere mayor capacidad de atención y reducir el cambio de foco de atención hacia otras tareas que interfieran con ella”, según ha señalado el neurocientífico de Parapléjicos, Antonio Oliviero, quien ha precisado que siguiendo el mismo ejemplo, “si perdemos la atención cuando caminamos, un error solo nos puede llevar a un tropiezo o a perder la orientación, que recuperamos en cuestión de segundos, pero perder la atención en la conducción puede suponer un grave accidente de consecuencias indeseables”.

En este sentido, la atención tiene una capacidad limitada. La red ejecutiva en el cerebro se rige por algunas reglas en su funcionamiento y una de ellas es que somos biológicamente incapaces de procesar de forma simultánea informaciones que exigen atención. Debemos hacerlo de manera secuencial, es decir, primero una cosa y luego otra, han indicado.

Imaginemos que vamos conduciendo el coche y, de pronto, se nos ocurre escribir un WhatsApp, ha comentado el neurocientífico del Hospital, Juan de los Reyes Aguilar. “En ese momento es fundamental decidir si realizamos un cambio de atención o la mantenemos en la conducción. La decisión se produce en una estructura de nuestro cerebro, la corteza prefrontal, que tiene la capacidad de dirigir la atención hacia una tarea u otra en pocas centésimas de segundo. Pero aunque el cambio sea rápido, la ejecución de la tarea de escribir un mensaje es mucho más lenta pues implica a otras estructuras del cerebro. Por lo tanto, baja la eficiencia en la conducción durante los próximos segundos, que es justo el tiempo para que perdamos el control de la dirección y velocidad del coche, las indicaciones de señalización de las carreteras, etc”.

Como las redes neuronales para escribir un WhatsApp o un número de teléfono son diferentes que las que se usan para conducir el coche (estar pendiente de la dirección, la velocidad, el control del movimiento, la visualización y comprensión de las señales, etc.), el cerebro ralentiza la ejecución de una red neuronal para activar otras.

Javier González Rosa, neurocientífico de la Universidad Politécnica de Madrid que mantiene una colaboración estrecha con Antonio Oliviero del Hospital de Parapléjicos, comenta que, “con cada tarea que añadimos, aumenta sensiblemente los tiempos de reacción o de la respuesta que tendrá el individuo para actuar frente a un imprevisto. Además, este aumento de nuestro tiempo de respuesta es aún más crítico si se atiende a dos fuentes de información o estímulos que aceden a nuestro cerebro por la misma modalidad sensorial, como por ejemplo a través de la vista, es decir, mirar la carretera y mirar un WhatsApp”.

Décimas de segundo que pueden ser vitales
Según se ha demostrado experimentalmente, “cada vez que el cerebro cambia de red neuronal se pierden varias décimas de segundo para ir de una a otra tarea, lo que explica que los que hablan por el móvil cuando conducen tardan medio segundo más en pisar el freno y son más lentos a la hora de adaptar la velocidad a una determinada circunstancia. Medio segundo a la velocidad de un coche son muchos metros”, ha afirmado el doctor Oliviero.

Desde el punto de vista neurocientífico, pedir al cerebro que aumente la cantidad de cambios de tarea supone menor capacidad para tener el control sobre una en particular que pueda ser prioritaria. Así, por ejemplo, en el caso de conducir, someter al cerebro a cambios de tareas que requieran atención es un serio aumento de riesgo de accidente.

El 80 por ciento de los choques se producen en los tres segundos posteriores a alguna distracción del conductor y más de la mitad de las señales son pasadas por alto por los que hablan por el móvil. A 120km/h perder la atención durante tres segundos supone recorrer 100 metros. “En estos 100 metros el conductor tendrá una capacidad reducida de reacción a un imprevisto y esto supone un grave riesgo, y en hospitales como el nuestro vemos la consecuencias”, ha añadido Oliviero.

Por todo ello, los profesionales del Hospital Nacional de Parapléjicos, en sintonía con la Dirección General Tráfico, y todas aquellas las entidades implicadas en la seguridad vial, se suman al llamamiento a la responsabilidad de los conductores para que al volante se concentren en conducir y se olviden del móvil.
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