El rabino de Jerusalén Yonatan Neril, director del Centro Interreligioso para el Desarrollo Sostenible, apuesta por la influencia de las religiones para impulsar un cambio del modo de vida que frene el cambio climático.
"Para ello es necesario profundizar en la ideología ecológica, como ocurre en la encíclica ‘Laudato sí’, donde vemos que la perspectiva del Papa es mucho más profunda que la de Greenpeace”.
Así lo dijo en una entrevista a Servimedia con motivo de su participación en el Seminario Internacional de Científicos y Religiones para la conservación del medio Ambiente, organizado recientemente por la cátedra de Ética Ambiental Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno-Universidad de Alcalá y la Fundación Promoción Social de la Cultura en el Santuario de Torreciudad (Huesca).
La cita contó con expertos de 15 países y ocho confesiones religiosas, coincidiendo con el aniversario de la encíclica ‘Laudato Si’, del Papa Francisco. Los participantes trabajan ahora en concluir una declaración conjunta que enfatizará la importancia del diálogo entre ciencia y religión para resolver los problemas ambientales.
Para Neril, la clave de de la hondura de la ecología de Francisco está en que “trae a colación las raíces espirituales” que hay que “reparar” para alcanzar un cambio real que frene la devastación del planeta.
El rabino considera que la formación y el conocimiento en materia ecológica de quienes tienen un papel en las distintas religiones contribuiría a concienciar al 80% de la población mundial que se manifiesta creyente. Así, apuesta, por ejemplo, por organizar conferencias para seminaristas católicos, charlas en universidades de todo el mundo con líderes espirituales e instruyendo a los profesores que formarán a los religiosos, “porque no se hace bastante”. “Por eso ‘Laudato Si’ es un poquito más avanzada en comparación con las otras instituciones católicas, pero también con las otras religiones”.
Desde su perspectiva, la protección de la naturaleza no es un fin en sí misma, sino “una manifestación” de su servicio a Dios. “Es parte de mi vida espiritual. Yo no sirvo a la naturaleza, sirvo a Dios. Tengo que proteger la creación, ese es mi punto de vista”.
“La crisis medioambiental también refleja una crisis espiritual. No es un problema de las abejas o los pájaros, de los árboles y los sapos. Es una crisis del ser humano y de cómo vivimos como seres espirituales en un mundo material”, añade el rabino en respuesta a qué es lo que está produciendo el deterioro del mundo natural.
Según Neril, la clave de esas soluciones pasa por el papel central que tiene el ser humano en la ecología. “El gran consumidor de los recursos es el hombre, que está causando los grandes problemas ecológicos mundiales. Actualmente estamos empezando a ser testigos del debilitamiento del equilibrio ecológico debido a la influencia humana: selvas reduciéndose, desiertos expandiéndose, bosques incendiándose, y el planeta calentándose”, sostiene.
Por ello, este experto en diálogo interreligioso y ecología apela a la voluntad política, pero también al compromiso de todos los ciudadanos del mundo. “Hay una tendencia en nuestro mundo de pensar que las soluciones van a llegar desde los políticos”, cuando en acuerdos como el de París han participado centenares de personas, “pero hay 7.400 millones de personas que tienen que cambiar”.