Pastrana concede el IV Premio 'Princesa de Eboli' a la Provincia Franciscana de La Inmaculada Concepción
El alcalde de Pastrana, Ignacio Ranera, hará entrega del galardón al vicario provincial de los frailes franciscanos, José María Sainz, después del pregón del Festival Ducal
jueves 07 de julio de 2016, 10:44h
El Ayuntamiento de Pastrana va a distinguir en el año 2016 a la Provincia Franciscana de La Inmaculada Concepción, continuadora de la de San Gregorio Magno, o de Castilla, con el 'Premio Princesa de Eboli'. Creado en el año 2013, el galardón reconoce la implicación de sus distinguidos en la defensa del patrimonio local y en la divulgación en cualquier ámbito del nombre de la Villa Ducal.
El premio será entregado por el alcalde de Pastrana, Ignacio Ranera, a José María Sainz, vicario de la provincia de La Inmaculada Concepción, en el que será uno de los primeros actos del ya próximo Festival Ducal de Pastrana (14-17 de julio), justo a continuación del pregón. El Festival llega este año a su decimoquinta edición y va a tener como gran protagonista al I Duque de Pastrana, Ruy Gómez de Silva, en el año en el que se cumple el quinto centenario de su nacimiento. El primer cumpleaños permitirá a Pastrana aspirar a la nominación del evento como Fiesta de Interés Turístico Regional.
En lo que respecta a la distinción, viene a materializar el cariño profundo y la admiración que los pastraneros le profesan en general a la Orden Franciscana y en particular a la Provincia de San Gregorio Magno. “En primer lugar, el premio subraya la trayectoria de la Orden en Pastrana”, explica Ranera. No en vano, los franciscanos fueron la congregación religiosa más cercana a los Mendoza, de cuya estirpe desciende, como es bien sabido, la Princesa de Eboli. Tan es así, que los varones de la familia se enterraban precisamente con ese hábito. Pero también, y principalmente, los pastraneros quieren ensalzar con el premio “la conservación y mejora llevadas a cabo por frailes franciscanos menores de San Gregorio Magno en el Convento del Carmen, que ocuparon después de la Desamortización de Mendizábal”, sigue el regidor.
La relación entre Villa y Orden se remonta a los primeros años del siglo XV, cuando se funda el primer Convento de San Francisco, no en su actual ubicación, sino en Valdemorales, un paraje localizado entre la Villa Ducal y Valdeconcha. Poco después, los frailes hubieron de mudarse a Pastrana huyendo de la humedad y el frío propios del lugar, donde erigieron, en 1460, el que sigue en pie hoy día. Ya entonces arrancaron, de forma paralela, la vocación religiosa y de culto que le es natural a la Orden, y la cultural, que siempre han llevado a gala los franciscanos donde quiera que han ido, y especialmente en Pastrana. “El Convento de San Francisco se hizo casa de estudios, de filosofía y de artes, colegio de La Trinidad y colegio de San Buenaventura para formar ad intra, a los religiosos, pero también ad extra, a estudiantes universitarios de Alcalá y a los niños cantores de la Colegiata”, destaca el propio vicario Sainz.
En un segundo periodo, desde 1855 y durante más de 150 años, los monjes han sabido, no sólo mantener, sino también enriquecer, el patrimonio carmelita heredado de la fundación original de Santa Teresa (1569), labor que han continuado hasta nuestros días en el lugar en el que se establecieron entonces. Tampoco en este periodo descuidaron su servicio cultural hacia Pastrana como colegio misionero, con la formación de vocaciones ad intra, pero también mediante cursos de humanidades abiertos y, posteriormente, con la instauración del bachillerato, elemental y superior, que instruyó a alumnos de toda la comarca. Asimismo, en los años setenta, cuando se instauró la Enseñanza General Básica desapareciendo paulatinamente la responsabilidad de los frailes en cuanto al mantenimiento de la institución, los franciscanos cedieron espacios del Convento para que cumplieran la función de instituto público.
En noviembre de 2014, esta vocación cultural y de mecenazgo vivió su último capítulo hasta la fecha, con la firma de un convenio entre Orden y Ayuntamiento en aras de reformar el Convento del Carmen para su conversión en el Museo del V Centenario de Santa Teresa de Jesus. Desde octubre pasado, cuando concluyeron los trabajos, el Museo es un activo en la promoción de las visitas turísticas hacia Pastrana. “Los museos Carmelitano y de Ciencias Naturales, previos al del V Centenario, que la orden siempre propició mantener abiertos al servicio de Pastrana, incluso cuando nos tuvimos que marchar de allí, respondieron una vez más a la misma vocación: poder formar a los chavales, futuros frailes, y a la gente del entorno desde lo práctico, contando como elementos adicionales con los cuadros, los objetos, los animales y las obras artísticas. Consecuentemente, para nosotros es una alegría que el Museo de Santa Teresa sirva hoy en Pastrana como medio evangelizador, pero también como vehículo cultural y medio de vida para un pueblo que nos ha querido y al que siempre hemos querido. Hemos experimentado esta amistad desde la colaboración con las instituciones y con los vecinos. Y nos parece que el premio refleja perfectamente este agradecimiento mutuo de una relación que ha sido, y aún es hoy, enriquecedora para ambas partes”, opina Sainz.
“Más que merecido, el premio reconoce que los franciscanos hayan sabido mantener y engrandecer el legado que recibieron de los carmelitas durante más de 150 años, la formación de misioneros, muchos de ellos paisanos, que salieron desde Pastrana hacia Oriente Próximo y Filipinas para hacer el bien, y la formación de muchos pastraneros que han estudiado en el Convento durante el siglo XX. La orden de San Gregorio Magno ha permitido que los pastraneros podamos utilizar el patrimonio conservado para promocionar la Villa Ducal. El premio Princesa de Eboli 2016 será una manera más de no desvincularnos nunca de ellos”, termina Ranera.
En su primera edición (2013), el premio distinguió la labor de Esther Alegre, profesora de Historia de la UNED, principalmente por la publicación de su libro "La Villa Ducal de Pastrana", que marcó un antes y un después en la promoción turística de la localidad alcarreña.
En la segunda edición (2014), el premio recayó en Ciriaco Morón, pastranero de origen humilde quien, gracias a su poderoso intelecto, se convirtió en catedrático de Teología e Historia de las Ideas, forjándose una dilatada y productiva carrera docente tanto en Europa como en Estados Unidos, donde fue durante largos años profesor en la Universidad de Cornell. El año pasado (2015), se le entregó al obispo de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodríguez, artífice principal de que probablemente sea el mayor tesoro de la villa ducal, como es el Museo de los Tapices. La cita es el jueves, día 14 de julio, en la Plaza de la Hora de Pastrana, a partir de las 21:30 horas.